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A Juan Ramón Armendariz (Olleta, 1949) le trajeron a Pamplona con ocho años desde su pueblo, en el navarro Valle de la Valdorba. Dejó de contemplar la Sierra de Izco y se acabaron las excursiones familiares los domingos a Tafalla. A cambio, descubrió que en ... la plácida capital navarra se podía vivir la aventura en el cine de sesión continua del barrio de la Txantrea. Errol Flynn robaba el dinero a los ricos para dárselo a los pobres en 'Robin Hood'. Y John Wayne regresaba a Irlanda para enamorarse de una pelirroja indómita en 'El hombre tranquilo', su película favorita. Que la provincia es un estado mental resulta evidente para todo aquel que haya visto 'Secretos del corazón'.
Antes de cineasta, Montxo Armendariz fue profesor de Electrónica en el Politécnico de Pamplona. Ese ánimo didáctico le llevó a filmar documentales como 'Carboneros' de Navarra', germen de 'Tasio', la película con la que debutó hace 35 años. Aquel protegido de Elías Querejeta de aspecto beatífico, a medio camino entre un profeta bíblico y un hippy, acabaría nominado al Oscar y con dos Goyas, una Concha de Oro y el Premio Nacional de Cinematografía en su vitrina.
Nunca ha variado un ápice su ética profesional. Su estilo es siempre pudoroso, sobrio y contenido, sin subrayados sentimentales ni golpes bajos al espectador. Ahora dos de sus películas, 'Tasio' y 'Obaba', viajan a Escocia en un ciclo de cine vasco auspiciado por el Instituto Etxepare. Y una gran noticia: después de ocho años en el dique seco tras el estreno de 'No tengas miedo', Armendáriz rodará después del verano 'Kanada', adaptación de la novela de Juan Gómez Bárcena sobre un superviviente de Auschwitz.
–¿Un escocés viendo 'Tasio' puede conocer cómo somos?
–Sí, viendo 'Tasio' y otro montón de películas que se proyectan en este ciclo. Si algo tiene el cine es su universalidad, nos sentimos reconocidos en una película aunque la geografía y las historias sean otras. Cuando hice 'Tasio' había mucha gente que le decía a mi productor, Elías Querejeta, que le había gustado, pero dudaban de que interesara de Despeñaperros para abajo. La película fue un éxito de taquilla en Argentina, tuvo un premio en el Festival de Tokio... Si una película toca temas y valores universales es absolutamente reconocible.
–El cine como lenguaje común, sin nacionalidades.
–Sin lugar a dudas. El cine fue para mí de niño una ventana abierta al mundo gracias a la que conocí otras gentes y otras geografías alejadas del pequeño pueblo donde nací y del pueblo un poco más grande que era entonces Pamplona. Como mucho, llegábamos a ver la playa en Donosti. Cuando iba al cine veía el mundo.
–Rodará después del verano 'Kanada'.
–Su nombre se debe a los comandos de los campos de concentración. Hemos recibido una ayuda al desarrollo del programa Media Europa, lo que ha sido un espaldarazo. Estamos viendo dónde rodamos, entre Navarra y Rumanía o Hungría. La historia me atrajo porque desgraciadamente repetimos los mismos errores, cosas que pensábamos olvidadas renacen con más fuerza.
–¿Qué ha hecho desde 'No tengas miedo', estrenada hace ocho años?
–En este tiempo se han caído unas cuantas películas, al menos dos... Por eso no me gusta hablar mucho de proyectos hasta que se están rodando.
–¿Ha pensado en algún momento en tirar la toalla?
–Sí. Eso se pasa por la cabeza. Y otras muchas cosas. Uno aprende que son momentos, la vida afortunadamente no es lineal. Todo pasa. Por suerte doy clases y cursos con los que puedo seguir en contacto con la profesión y con gente nueva. Eso anima bastante a seguir.
–Hoy sería complicado hacer una película como 'Tasio'. ¿Echa de menos a Elías Querejeta?
– Ha cambiado muchísimo la forma de producir y de consumir cine. Echo de menos productores que amen el cine. Que compartan la idea que tenía Elías de hacer realmente lo que te gusta y no lo que te puede dar dinero o hacer famoso. Cada vez las televisiones controlan más y eso significa que solo importan los resultados económicos. Se montan los proyectos en función de la audiencia. Si no tienes detrás una televisión es muy difícil levantar una película.
–Ha desaparecido el cine de presupuesto medio, ese en el que usted se movía.
–El cine tal como lo conocíamos está camino de la extinción. Es ley de vida. Los cambios tecnológicos están transformando muchas profesiones.
– El lugar del cine lo han ocupado las series.
– Sí, en vez de cinéfilos hay seriéfilos. Yo veo series cuando alguien de confianza me las recomienda. Muchas veces me quedo con cara de póquer con alumnos que discuten de personajes de series y no sé de qué hablan. Me recuerda cuando íbamos a los cineclubes y discutíamos sobre cine. Nos vamos haciendo mayores.
ocho años sin rodar
situación política
–Firmó un manifiesto para frenar el avance de la derecha. ¿Respira aliviado?
–Sí. Estas elecciones nos han dado una gran lección. Nos han dicho que o somos capaces de convivir con nuestras diferencias y nuestra pluralidad, o realmente estamos abocados a la violencia y el sufrimiento. Y ya sabemos hacia dónde conduce. Yo no soy nacionalista ni independentista, pero tenemos que empezar a escucharnos. No entiendo cómo esto no les entra en la cabeza a los políticos, quizá es que no les interesa nuestro bienestar.
–¿Le preocupan los dos millones y medio largos de votantes de Vox?
–Hay dos soluciones. Educar y convencer, y, si no es posible, tratar de evitar que propaguen el odio y las ideas de violencia a la sociedad, donde los demás queremos convivir en paz.
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