'Monster Hunter': serie B con pasta

Los videojuegos son el actual rey del entretenimiento. Esta imparable forma de matar el tiempo se afianza en el primer puesto del ranking día a día, mientras la industria audiovisual le sigue a la zaga, buscando sincronías para no perder velocidad. La diferencia en números entre estas opciones para combatir el tedio es cada vez mayor. Acorde a esta situación, en la cual queda claro quién manda en la industria del ocio, la fertilización cruzada entre los juegos electrónicos y el cine es inevitable. Va avanzando, cultivando sinergias que derivan en éxitos de taquilla, como 'Sonic' en pantalla grande o la serie 'The Witcher' en streaming.

Paul W.S. Anderson, un tipo que prometía con la magnífica 'Horizonte final' en los años 90, para perderse por el camino -nos martirizó con su versión hortera de 'Los tres mosqueteros'-, ya intuyó con tiempo la rentabilidad de las adaptaciones, actuando como un productor visionario con la saga 'Resident: Evil'. Ahora repite con su protagonista estelar, Milla Jovovich, en otra versión en imagen real de un popular videojuego: 'Monster Hunter'. Pensando en el mercado asiático, con coproducción de China y Japón, un dato cada vez más habitual en el cine comercial, el desenlace del filme tiene en mente, claramente, la apertura de una nueva franquicia de aventuras, con monstruos impagables y abundantes efectos especiales, que no se corta a la hora de exprimir todos los tics imaginables de la serie B.

'Monster Hunter' comienza como la mítica 'El final de la cuenta atrás', reina del videoclub, cambiando el portaviones por un tanque. Un grupo de militares, liderados por el aguerrido rol de Jovovich, que replica a su Alice de 'Resident Evil', azote de los muertos vivientes, se ve inmerso en una extraña tormenta eléctrica que empuja a los soldados a viajar en el espacio-tiempo. Sumido en la perplejidad, el escuadrón despierta en otro mundo, en medio del desierto, donde son atacados por gigantescas criaturas devoradoras de carne humana. Recordando a 'Temblores', divertidísima cinta de culto protagonizada por Kevin Bacon que ha dado pie a una serie delirante de películas de bajo presupuesto, un monstruo que se esconde bajo la arena va pegando dentelladas a los reclutas que no pueden atravesar su piel con sus armas de fuego de última hornada.

Algunos miembros del pequeño batallón huyen de la escabechina refugiándose en las montañas, donde otros seres letales urgen de entre las sombras. Así comienza este salto de los píxels a los fotogramas que firma un rutinario W.S. Anderson, relajado en su sana intención de ofrecer al espectador un filme de evasión, plagado de efectos visuales, sin complicarse la vida como realizador, ya veterano en estas lides. El proyecto parte precisamente de su obsesión por el videojuego de partida, uno de los lanzamientos más vendidos de Capcon, compañía con la cual ya tuvo una relación fructífera con la saga 'Resident Evil', amasando pingües beneficios por todo el planeta, especialmente en Asia.

Cada vez que le daba al mando frente al televisor, jugando a 'Monster Hunter', W.S. Anderson se lo imaginaba en formato cine. Para amarrar al público oriental, sabedor de sus preferencias, el sagaz cineasta ha incluido en su reparto principal al inefable Tony Jaa, cuyas habilidades con las artes marciales quedan claras en alabados filmes de género como 'El despertar de los dragones', 'Paradox' o la conocida saga 'Ong Bak'. Como cazador saltimbanqui se une al personaje de Jovovich para plantar cara a las moles letales que les buscan las cosquillas, lo mejor del conjunto. Acabar con los monstruos, elaborando tretas, vertebran una simpática película de temática fantástica con un espíritu aventurero desacomplejado que esgrime alguna escena de acción pinturera. Disfrutable si se separa la película del videojuego y nos enfrentamos a su pase con mentalidad adolescente. También sale el carismático Ron Perlman rompiendo huesos de engendros con una maza inabarcable.

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