Secciones
Servicios
Destacamos
maría estévez
Los Ángeles
Jueves, 18 de febrero 2021
'Nuevo orden' es la última película del 'enfant terrible' de Cannes, Michel Franco (Ciudad de México, 1979), que ganó con el filme el Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Venecia. Este realizador de mirada intensa, verbo fácil e incapaz de sonreír ... ha encendido la polémica en su país con esta distopía cargada de violencia, en el que una boda aristocrática se ve interrumpida por una revuelta popular contra la desigualdad. El asalto desemboca en un golpe de estado. Hubo a quien se le atragantó el filme por victimizar a la élite y no interpretar cómo corresponde el clamor del populismo. Tanto asquea 'Nuevo orden' al gobierno de López Obrador que quedó fuera a las primeras de cambio de ser candidata de México a los Oscar. En su lugar, competirá el drama de Fernando Frías 'Ya no estoy aquí'.
–Otras películas mexicanas que ganaron en Venecia representaron a México en los Oscar. ¿Siente que se le ha tratado de forma injusta?
–No voy a disculparme por mi trabajo, no hago películas con el fin de ganar premios en nombre de mi país. El galardón de Venecia debería ser motivo de orgullo y para algunos no lo fue. Es el famoso dicho de nunca hay que juzgar un libro por su portada. Me sorprendió que la película, después de ganar en Venecia, fuera descalificada antes de su estreno. Es un reflejo de lo polarizada que está la opinión pública y cómo intentaron politizar una película que no está hecha con esa intención.
–¿Qué papel juega la corrupción en su película y por qué levanta tantas ampollas?
–Es imposible hablar de desigualdad social intentando entender por qué tanta gente vive con carencias, sin hacer mención a la corrupción. El gran mal de México y de muchos países de la región es la corrupción. Mientras esta impere, es imposible que las cosas mejoren. El dinero es lo que mueve todo. En mi película, la clase privilegiada está determinada a usar una boda para sus negocios corruptos y no la suspenden a pesar de que el país está a punto de un estallido. Son elementos que yo no invento, solamente hay que ver cómo ahora, con la pandemia, la gente continúa celebrando eventos sociales y bodas, les da igual que el personal se pueda contagiar. La gente es muy egoísta y ese egoísmo incluye al dinero, que es la gasolina de nuestra sociedad y de la corrupción.
–Su cinta refleja lo que sucede en México.
–No necesariamente. La historia se sitúa en México porque yo soy mexicano y al escribir una distopía tenía que aterrizar en un lugar con el que me sintiera identificado, pero todos los países del mundo, con sus determinadas condiciones sociopolíticas, padecen el descontento social, incluso en Alemania, y esa disparidad social se está hacienda insostenible.
–Una historia como esta podría suceder hoy en muchos lugares del mundo. ¿Cómo surgió la semilla de 'Nuevo orden'?
–Tenía una idea y de ahí, hace unos cinco o seis años, me puse a escribir. Me influyó lo que hemos ido viendo en Francia con los Chalecos Amarillos, el desorden civil de Chile, el Black Lives Matter… Hay una enorme disparidad social que cada vez se hace más honda. La respuesta de la sociedad, en lugar de cortar por lo sano a los corruptos, es dejarse embaucar por mentes y gobiernos totalitarios. No deberíamos aceptar esa opción porque su 'normalidad' es una bomba de tiempo que nos acabará estallando en la cara.
–Se le critica por la violencia de sus películas.
–'Nuevo orden' no es violenta, de hecho, me he contenido bastante con respecto a lo que sucede en la realidad. La violencia en mi narración es una herramienta útil y sincera.
–Siente que se le entiende mejor fuera de su país.
–Creo que sí. La película es una advertencia para que prestemos atención porque mantener el sistema establecido es insostenible. En todo el mundo la entendieron menos en México. La normalización de la violencia en México con más de cien asesinatos al día y la profunda militarización del país hacen que estos temas sean mucho más sensibles entre los dirigentes. El cine es un espejo de la realidad y a veces lo que vemos en ese espejo es difícil de aceptar.
–¿Es un director de festivales?
–Mi único objetivo desde que se presentó mi primer largometraje en Cannes hace once años era convertirme en un cineasta para todos los públicos. No me considero un artista elitista. Cuando el cine es realmente de calidad, la gente responde, y mi cine es para todo tipo de público.
–¿Qué fue lo más complicado de rodar?
–Sin duda salir a grabar en las calles, en las avenidas principales de la ciudad de México, pero también los efectos visuales, los tres mil extras, la boda, porque es casi la mitad de la película, la relación entre los personajes. Todas las películas tienen su dificultad, pero esta fue el mayor reto de mi carrera.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.