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Una cita de Eduardo Galeano clausura 'Madres paralelas': «Por mucho que se la intente silenciar, la historia humana se niega a callarse la boca». Pedro Almodóvar rodó su última película antes de que la Ley de Memoria Democrática pendiente de aprobarse se presentara en el ... Congreso de los Diputados. En teoría, a partir de ahora será el Estado, y no las asociaciones particulares, el que se ocupe de excavar las fosas con represaliados de la Guerra Civil para que sus familiares tengan una tumba adonde llevarles flores. En su película más política, el realizador manchego hasta se atreve a citar a Rajoy en boca del antropólogo forense que encarna Israel Elejalde, quien recuerda que el expresidente se jactó de dedicar cero euros a la memoria histórica.
Ese personaje es el padre del hijo de Penélope Cruz, que lo criará sola a pesar de asaltarle dudas sobre si ella es la madre de la criatura. En la clínica donde da luz coincidirá con otra madre soltera (Milena Smit), representativa de una juventud que quizá no pierde mucho tiempo pensando en la memoria histórica pues bastante tiene con sobrevivir en el día a día. «Hay cerca de 100.000 desaparecidos sin una sepultura digna. Hasta que no lo hagamos, no habrá terminado la guerra», enuncia la fotógrafa a la que da vida Penélope Cruz, que busca el cuerpo de su bisabuelo 'paseado' por los falangistas en el pueblo.
Carente de humor y de los toques surrealistas marca de la casa, 'Madres paralelas' se resiente del excesivo didactismo en su mensaje político, que queda reservado para el prólogo y el epílogo. Es como si Almodóvar hablara para un espectador extranjero que nada sabe de la Guerra Civil. En medio, queda un melodrama que a ratos muta en thriller de intriga, que describe distintos tipos de maternidad o más bien de instinto maternal. El mérito del realizador y de una sobresaliente Aitana Sánchez-Gijón es no juzgar al personaje de la madre de Milena Smit, que antepone su carrera a su hija y asume su condición de 'mala madre'.
Almodóvar explora la sororidad entre madres solteras y las nuevas formas de familia con su habitual predilección por las cocinas multicolores y el pueblo como edén depositario de las esencias de la memoria. La emoción de 'Madres paralelas' no proviene de los sentimientos de los personajes, sino de su ideología.
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