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Lara Izagirre (Amorebieta, Bizkaia, 1985) debutó en el largo hace seis años con 'Un otoño sin Berlín', que le reportó el Goya a mejor actriz revelación a su protagonista, Irene Escolar. Este viernes 3 de septiembre regresa a los cines con otra historia de una ... mujer en la treintena que trata de encontrarse a sí misma a lo largo de un viaje por la costa vasca, aunque el tono y la luz sean muy diferentes. Protagonizada por Ane Pikaza, la luminosa y optimista 'Nora' se presentó el año pasado en el Festival de San Sebastián, certamen que la asociación de mujeres cineastas (H)emen que preside Izagirre ha puesto en la picota por la concesión del Premio Donostia en esta edición al actor Johnny Depp.
-Dicen que es más difícil hacer la segunda película que la primera.
-Sí. En la primera vas con todo, hay poco tiempo para pensar y la haces como puedes. En la segunda película ya tienes la experiencia de la primera y no quieres cometer los mismos errores. 'Un otoño sin Berlín' funcionó bien, 'Nora' nace como repuesta a aquella. Quise alejarme pero contando las historias que quiero contar. El tono es muy diferente, el idioma, el verano, los exteriores…
-¿Qué hay de usted en Nora, la protagonista?
-Muchas cosas. La edad para empezar, las protagonistas de mis pelis van a ir creciendo conmigo, ja, ja. Compartimos la inocencia, el ser naíf. Yo tengo una parte así, optimista, que parece que no me entero de nada. Pero me entero. Si puedo, elijo mirar las cosas desde un lugar bonito y amable. Siempre he sido muy confiada y me he llevado tortas, claro. A Nora le gusta estar con la familia, como a mí. Su forma de comunicarse con los demás, su trabajo en el mundo de la creación… Comparto un poco su alma. En los últimos años me he colocado en un lugar mental más realista y pesimista, y no me he sentido a gusto.
-¿Ha fantaseado con dejarlo todo y emprender un viaje como ella?
-Todavía lo hago, aunque cada vez es más difícil. Nora me da muchísima envidia, irme sola cerquita de casa… No necesito más. Hace mucho viajé yo sola, pero dormía en hostales no en una furgoneta.
-Nora es representativa de una generación para la que son más importantes los abuelos que los padres.
-Puede ser. Hemos tenido un vínculo estrecho con los abuelos porque nos han tenido que cuidar o han vivido en casa con nosotros. Nuestros padres han trabajado mucho. Y nosotros nos comportamos de manera diferente con unos y con otros.
-¿Por qué muestra una Euskadi de postal?
-Porque me parece bonita. La mayor parte de la película es donde yo veraneo. No me apetecía mostrarlo a lo 'Juego de Tronos', con planos generales, de manera preciosista. Son sitios increíbles pero de verdad. Es mi Euskadi, la que yo veo sin hacer esfuerzo, mi mirada sobre mi tierra. Como el pueblo de Nora, que es el mío, Amorebieta, que es más feúcho.
-Salta con absoluta naturalidad del euskera al castellano, al francés, al inglés…
-Es un reflejo de la vida cotidiana. Habrá una versión en castellano donde solo se ha doblado el euskera, manteniendo el juego con los otros idiomas. En el Festival de Miami me dijeron que se identificaban con el bilingüismo en la familia.
-Desde 'Un otoño sin Berlín' ha sido madre de tres hijos, de dos y cinco años. ¿La maternidad no le hace ver con otros ojos los desvelos de una treintañera que no sabe qué rumbo tomar en la vida?
-Esto es algo muy personal. Para mí, 'Nora' es un recordatorio de que aun siendo madre me tengo que acordar de si estoy donde quiero estar. Es una película atravesada completamente por mi maternidad. Yo una vez fui Nora, ¿cuánto tengo que dejar de ser Nora para ser madre? Tengo que acordarme siempre de que es mi decisión, no puedo encontrarme siempre siendo madre. Es como si ella fuera mi pasado. Me parece muy valiosa esa situación en la que estamos solas y pensamos qué somos.
-Es presidenta de (H)emen, la asociación de mujeres del sector audiovisual y las artes escénicas en Euskadi creada en 2016.
-Somos más de cien socias. Tenemos una base de datos donde profesionales que no hace falta que sean socias se dan de alta. Nos hemos dado cuenta de que juntas somos muy fuertes, se ha creado una red de amistad entre nosotros muy poderosa. Compartimos mucha información: 'Me van a contratar aquí para este trabajo. ¿A ti cuánto te pagaron?'. Hemos creado piña con las asociaciones estatales y nos escuchan en todos los sitios. Ahora va a ser muy importante todo lo que vamos a hacer con el Festival de San Sebastián.
-Se ha organizado una jornada de trabajo.
-Todo surgió de de una diferencia de opiniones muy seria que tuvimos con el Premio Donostia a Johnny Depp. Hemos creado algo muy bonito y ejemplar. Ese es el camino: sentarnos y hablar. Vamos a trabajar y pensar qué es para vosotros la igualdad, qué es para nosotras… También estamos hablando con el Gobierno vasco, ETB… De repente, se nos da voz y somos interlocutoras válidas. Es algo que ha cambiado en los últimos dos o tres años.
-¿Por qué no les ha gustado el premio a Johnny Depp? Usted confesó sentirse «triste y enfadada».
-Porque el premio es una elección, eliges a quién dárselo. En la situación general que estamos viviendo, con toda la violencia machista, nos parece desafortunado dárselo a Johnny Depp. Puedes elegir a otra persona que en estos momentos no genere ninguna duda. Depende como lo mires, hay un juez que ha dicho que hay indicios en doce casos de maltrato.
-Pero no ha habido ninguna denuncia por maltrato ni ha sido condenado por ello.
-Yo ahí no quiero entrar. No nos ofendemos por si Johnny Depp ha sido condenado o no. Lo que a nosotras no nos gusta es que en vez de estar hablando aquí contigo de un Premio Donostia estamos hablando de si Depp ha sido denunciado o no. Tendríamos que hablar de cine, de Marion Cotillard, por ejemplo, de las cosas bonitas.
-Pero el Festival habrá tenido en cuenta que si no hay una sentencia condenatoria sigue siendo inocente. Existe la presunción de inocencia.
-Vamos a crear un protocolo junto al festival. Lo que le sirve al festival para dar un premio no nos sirve a las asociaciones de mujeres cineastas del mundo. Ese protocolo servirá para que los premios no dividan.
-¿A usted le gusta Johnny Depp como actor?
-Sí. Pero creo que este año, tal y como está la situación, no se merece ese premio.
-¿Cree que no se lo merece porque sigue bajo la sombra de la duda?
-Es que para mí no hay duda. Ha tenido que pagar seiscientos y pico mil dólares al diario ('The Sun') que le tachó de maltratador. Y el juez ha dictaminado que no existe difamación, que hay indicios de maltrato en doce casos. Ese juicio lo ha perdido y le han dicho que no recurra porque no tiene opciones de ganarlo.
-¿Cree que el Zinemaldia es un festival igualitario y diverso? Este año ha suprimido el género en los premios de interpretación.
-Hay camino por recorrer, en el Zinemaldi y en casi todas las esferas. Creo que hay voluntad de sentarse y hablar las cosas. Se han puesto las bases y lo que falta ya llegará. Esperemos que no se vuelva a cometer errores y podamos celebrar todos los Premios Donostia que vengan.
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