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Verano. Cuatro actrices se reúnen durante unos días en una idílica casa en el campo, convocadas por una autora teatral que pretende ensayar una nueva obra. Compran víveres en el ultramarinos local, se visten de época para meterse en sus papeles, se desfogan en las ... fiestas del pueblo y charlan, charlan y charlan sobre el oficio de actriz, sobre el amor, la muerte, la vida o la maternidad, pues una de ellas está embarazada.
'Las chicas están bien', ópera prima como directora de la actriz Itsaso Arana (Tafalla, Navarra, 1985), llega el 25 de agosto a los cines después de su estreno en el Festival de Karlovy Vary. Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro dan vida a las actrices protagonistas, cuyos personajes se llaman igual que ellas. La propia Arana encarna a la dramaturga que las reúne en un juego de espejos entre el documental y la ficción. Son ellas, pero no lo son.
«Para mí era muy importante que las actrices pudieran transparentarse y entregarse generosamente a un experimento, a un juego con la autoficción», explica la debutante directora, que se nutrió del anecdotario surgido durante la convivencia. «Mantienen sus nombres y el guion lo escribí después de entrevistarlas personalmente y filmarlas; siempre digo que son actrices irremplazables, no hubiera hecho la película sin ellas».
Arana no conocía el pueblo de Nistal, en León, pero allí encontró una casa en la que supo que tenía que rodar su película. El primer día de rodaje el guion estaba cerrado, pero antes de eso la directora intimó con sus actrices, dos consagradas comoBárbara Lennie e Irene Escolar y dos desconocidas más jóvenes, como la bilbaína Itziar Manero y la riojana Helena Ezquerro. «Escribí el guion como un traje a medida para cada una de ellas, un guion no solemne que podíamos sacudir. El rodaje fue muy apretado porque es una película posibilista, hecha en pocos días y con un presupuesto ajustado. Humilde y a la vez ambiciosa en su tono y en los temas que trata».
A Itsaso Arana la conocemos por las películas de Jonás Trueba, aquí metido en tareas de productor ('La virgen de agosto' estaba coescrita por la actriz). Protagonista de series como 'Reyes de la noche' y 'Las de la última fila', Arana es una de las fundadoras del colectivo de artes escénicas La Tristura, con el que crea, dirige y actúa en obras teatrales. En su ópera prima como realizadora aborda cuestiones trascedentales, pero huyendo del tono trascendente.
«Tratamos temas hondos pero sin caer en la solemnidad», confirma. «La ligereza era fundamental, la sensación de que estas chicas, según van pasando los días, comparten sus fragilidades y lecciones de vida, pero como se hace en la realidad cuando te sientes a gusto en una noche de verano. Hay una cosa saltarina entre ficción y documental, entre tonos y géneros».
'Las chicas están bien', con sus charlas en parajes bucólicos y su dejarse llevar por el diálogo, remite al cine de Eric Rohmer y Jean Renoir. Su escasa hora y media rebosa naturalidad y complicidad. De paso, puede verse como una mirada a una generación de mujeres en la treintena en un momento histórico determinante en lo que atañe al feminismo y el rol de la mujer en la sociedad.
La muerte del padre de Arana en su pueblo navarro fue el detonante de la historia. Allí, en la casa familiar, la directora se dio cuenta de que solo había mujeres alrededor del lecho, esperando que pasara algo. Como en las novelas victorianas y 'La casa de Bernarda Alba'.
Itsaso Arana
«La película no tiene una vocación generacional, pero sí hace una lectura de mujeres que hemos nacido entre siglos y nos hemos encontrado con un mundo que tratamos de comprender», admite la cineasta. «Es como si tuviéramos un pie entre dos mundos. Tratamos de adaptarnos con la mente y el corazón abiertos a una deconstrucción del imaginario de todo lo que supone ser una mujer. Hay una nueva manera de desear y de entender las relaciones humanas. Estamos aprendiendo a ocupar nuestro espacio y a alzar nuestra voz».
¿Cómo se interpreta un enamoramiento si no lo has vivido?, se escucha en esta terapia actoral. Responde la autora: «Supongo que a través de la imaginación. La actuación es más rica según vas teniendo experiencias de vida y una buena digestión de ellas, pero esto no quiere decir que para hacer de asesina tengas que matar a alguien».
Itsaso Arana se suma a la ola de directoras que están poniendo patas arriba el cine español. Ella lo celebra y confía en que tenga continuidad con una película en la que la mayoría de jefas de equipos técnicos eran mujeres. «Todavía el reparto de financiación es desigual y todavía me haces esta pregunta», apunta. «Ojalá esto no sea un tema, sino que se dé con naturalidad. No solo ha habido un despertar de conciencias, sino que cuando existe voluntad política para que algo cambie se produce un resultado. Los nuevos referentes para otras generaciones lograrán la igualdad, porque la creatividad no entiende de géneros».
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