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Quizás por las prisas, en un claro afán de explotar la actualidad, 'Inmune', anunciada como «la primera película sobre la pandemia», cuenta con un guion que hace aguas por todos lados. No empieza mal en su descripción de una distopía cercana, y posible, ... donde el mundo has ido asolado por un virus que atiende al nombre de COVID23. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos es un desastre, con escaso interés mas allá de la curiosidad que puede suponer contemplar un filme que exprime una tragedia que nos toca estos días, llevándola al extremo, o la presencia en el reparto de una Demi Moore casi desconocida por culpa de los retoques estéticos.
De entrada, no es realmente la primera mirada al tema viral, 'Contagio' fue visionaria con una década de antelación y son muchas las propuestas rodadas aprovechando el confinamiento, la reciente y escalofriante 'Host' sin ir más lejos. Descrita como «un Romeo y Julieta en pandemia», para nutrir el despropósito, la historia de amor es lo más endeble en un juego de vidas cruzadas que no funciona debido a cierta torpeza en la narrativa, desvencijada, y unos personajes tan planos como la pantalla de un móvil. Precisamente los celulares son omnipresentes en un mundo futuro, corre el año 2024, donde el aislamiento en los hogares es inevitable, impera la ley marcial y la mortalidad de la enfermedad contagiosa es del 50 %.
En este tremebundo escenario un mensajero inmune a la mutación vírica recorre en bicicleta las calles de la ciudad llevando paquetes de todo tipo a la población encerrada en sus casas. Está enamorado de una cliente habitual, a la cual nunca ha podido tocar, con la que mantiene un contacto diario. El conflicto estalla cuando el repartidor tiene que salvar a su amada de las garras de un gobierno que expulsa a las víctimas del coronavirus, enviándoles a una zona acotada donde reina el caos. Muy apocalíptico.
'Inmune', hecha deprisa y corriendo, o eso parece, cuenta con la realización poco entusiasta de Adam Mason, un nombre habitual en el cine de terror con pocos títulos destacables en su amplia filmografía, quizás las tres entregas de la serie de HBO 'Into the Dark'. Michael Bay está detrás de la producción, luce efectos visuales decentes. Por supuesto, hay planos de dron y un montaje, a ratos nervioso, que no ayuda a la narración.
El sopor embriaga al espectador inevitablemente. El aprovechamiento de los elementos sobre la mesa es inexistente. Da igual que el protagonista sea un mensajero, ahora que son objeto de polémica por su deleznables condiciones de trabajo, y el control gubernamental es una mera anécdota. Entran y salen personajes que sobran y actúan por ciencia infusa, con motivaciones simplistas. Tampoco importa lo que les pase, incluso el villano es de opereta y su comportamiento aleatorio. Inverosímil como thriller, el romance es bochornoso y la ausencia de atmósfera irritante. Acompañan a Moore en el reparto de esta propuesta a la que también se puede acusar, inevitablemente, de oportunista Bradley Whitford ('Déjame Salir'), Craig Robinson ('Las aventuras del Doctor Dolittle'), Jenna Ortega ('Iron Man 3'), Paul Walter Hauser ('Richard Jewell') y Alexandra Daddario ('Baywatch').
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