Igor Legarreta: «Rodar en tiempos de covid es un rollazo»
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El realizador acaba de estrenar su segundo largometraje, 'Ilargi Guztiak (Todas las lunas)', un cuento de vampiros inusualHace un par de semanas se estrenaba en salas 'Ilargi Guztiak (Todas las lunas)', segundo largometraje del cineasta vasco Igor Legarreta tras 'Cuando dejes de quererme'. Curtido en el ámbito del cortometraje, firma con nota un cuento de vampiros inusual, coescrito junto ... a Jon Sagala ('Bosque de sombras'). Brilla especialmente la niña protagonista, Haizea Carneros, genial debutante que borda un papel difícil. Apenas hay diálogos en un filme lírico, de mimada imagen, que cuenta con los sugestivos acordes de Pascal Gaigne en la banda sonora. Filmada en euskera en paisajes de ensueño de Guipúzcoa (Mutriku, Gaintza, Zizurkil), Vizcaya (Orozko) y Navarra (Erratzu, Urbasa, Aldatz y embalses de Leurtza), el rodaje de siete semanas se vio interrumpido por la pandemia, para retomarse meses después. Imanol Nabea es responsable de la fotografía, mientras Itziar Ituño y Josean Bengoetxea completan el reparto principal.
-El rol que desempeña la niña protagonista es esencial, ¿fue complicado encontrar a la actriz adecuada?
-Alguien me dijo una vez que buscar un niño o niña protagonista para una película es un poco como buscar una aguja en un pajar. Puedes tardar una semana en encontrarla, o un año. En nuestro caso creo que fue cosa de un par de meses. Prácticamente desde la primera prueba tuvimos el pálpito de que Haizea podría ser nuestra protagonista.
-Debutaste en formato largo con un thriller dramático y ahora coqueteas con el terror.
-No es algo deliberado, en el caso de 'Cuando dejes de quererme' el guion me vino dado. Es verdad que lo que más me atrajo en su momento fue el conflicto dramático de la protagonista, esa dualidad paterna. Me pasa algo parecido en 'Ilargi Guztiak', me gusta el viaje, el color, el tono, pero el corazón dramático reside en esas relaciones que se establecen entre los personajes.
-¿Te atrae el cine de género especialmente?
-Me atraen las buenas historias y el cine en general, pero es verdad que he visto mucho cine de género, me gusta. En cualquier caso, no sé si existe algún tipo de cine que no sea 'de género'. Por ejemplo, el llamado cine de autor, me parece muy sujeto a unas reglas concretas, tanto temáticas como estilísticas. Es un género en sí mismo.
-¿Cómo surgió la historia? Viene a ser un cuento...
-La idea surgió de un planteamiento muy de fan, de aficionado, el de intentar hacer una película de vampiros. Ver si había algo nuevo que contar, si podíamos darle un enfoque personal, encontrar una historia que mereciese la pena. El tono del cuento llegó más tarde, a medida que la historia encontraba su propio camino.
-Firmas el guión junto a Jon Sagala, también vasco. ¿Cuál fue vuestra manera de trabajar?
-Principalmente a distancia. Jon vive en Madrid y yo en Pamplona. 'Ilargi Guztiak' es un guion escrito a cuatro manos, durante meses, pero con pocas reuniones presenciales. Recuerdo con cariño las mañanas en mi casa, en zapatillas con un café, Jon al otro lado de la pantalla.
-Como vienen siendo nuestras vidas últimamente. Hay referencias interesantes en la historia, y la imagen está muy cuidada.
-La película está muy cuidada a todos los niveles, tanto de imagen como de sonido, a nivel musical... Principalmente, gracias al gran equipo que hemos tenido. En cuanto a las referencias, son múltiples, algunas algo evidentes, otras quizá no tanto. El proceso de hacer una película es largo y las ideas se van incorporando, sobre todo a medida que el equipo comienza a sumar. El guion comienza a hacerse película.
-A ratos, buscas la poesía...
-Uff, cómo suena eso… La película se apoya mucho en las imágenes y en los sonidos, y no tanto en los diálogos. Esto da pie a que afloren momentos donde más que evidenciar, se sugiere, o donde cabe una interpretación más libre por parte del espectador. Intentando no resultar pedante, diré que, a veces, hemos buscado generar sensaciones más que ideas nítidas.
-Como has adelantado, la música juega un papel vital.
-Diría que fundamental. Pascal ha hecho un trabajo muy fino, logrando una partitura compleja, llena de matices, y, sobre todo, cosida a las imágenes. Hay pocos diálogos y podíamos correr el riesgo de que la música adquiriese un protagonismo excesivo. Que, más que sumar, restase. Me parece que está en su punto justo.
-¿Cómo fue el trabajo con el reparto?
-Una gozada. Haizea, aparte de su talento, siempre tuvo una actitud ejemplar: Ni una sola queja en siete durísimas semanas de rodaje. Trabajando con ella, y al frente del equipo de coaches que se formó, estuvo Laia Ricart, cuyo trabajo ha sido muy importante. Respecto al resto del reparto, especialmente con Itziar y Josean, sólo tengo buenas palabras.
-Tuvisteis que parar el rodaje por el dichoso coronavirus. ¿Cómo es rodar en tiempos de pandemia?
-Lo peor fue el parón, partir el rodaje por la mitad sin saber si podríamos volver a terminar la película. La vuelta fue una mezcla de alegría y de ganas de terminar sin más sobresaltos. Diría que rodar con covid es, salvando las distancias, como vivir con covid. O sea, un rollazo.
-Tuvo que ser extraño retomar el rodaje tres meses después.
-Tuvimos que volver a sumergirnos en aquella película que se había parado… ¿Y esto de qué iba? Yo estuve premontando durante el confinamiento, así que para mí no hubo desconexión con la película.
-¿Has ido al cine en los últimos meses? Inevitablemente, con mascarilla...
-He ido, pero supongo que no tanto como quisiera. Mi primera película con mascarilla fue la reposición de 'El cazador', en Donostia, mientras montaba. Y la última, si me olvido de 'Ilargi Guztiak', ha sido 'Druk (Otra ronda)'. Un peliculón, por cierto.
-Suscribo. Retratáis un País Vasco poseído por el realismo mágico.
-Buscábamos que las localizaciones nos ayudasen a crear ese universo mágico, de cuento, que necesitaba la historia. Afortunadamente, Euskal Herria es un plató perfecto en ese sentido.
-¿Qué recuerdos tienes de tus primeros cortos junto a Emilio Pérez?
-Fueron los años de aprender haciendo, de probar, equivocarte, los primeros festivales… algún premio incluso.... Si ese camino lo recorres con un amigo, el recuerdo solo puede ser inmejorable.
-También fuiste alumno del Patxi Urquijo, todo un símbolo en la Universidad del País Vasco. Sois muchos los cineastas vascos que acudieron a sus clases.
-Es mi profesor de referencia en la universidad. Con él aprendí a ver el cine de otra manera, nos inoculó el veneno por hacer películas.
-¿Es difícil levantar una película así?
-A priori pensaba que sí, pero la verdad es que ha costado mucho menos tiempo y esfuerzo que mi primera película. Veremos la tercera.
-Has filmado en euskera, un dato que parece estar de moda a tenor de los Goya.
-Afortunadamente, y de un tiempo a esta parte, parece que rodar en euskera ha dejado de ser un inconveniente comercial. Diría que con 'Aupa Etxebeste!' comenzó ese giro, que claramente se manifestó con las nominaciones que tuvo 'Loreak'. Luego ya llegó el éxito de 'Handia'…
-¿Te ves rodando series?
-En principio, sí. Aunque sólo sea por probar.
-¿Qué obra de otra disciplina te gustaría adaptar al lenguaje cinematográfico?
-Pues hace poco leí una novela que me pareció con mucho potencial. Me guardaré el título por si acaso…
-Hay mucho movimiento de compra de derechos. Para rematar, ¿quién disfrutará especialmente con 'Ilargi Guztiak'?
-A mí me llega un feedback positivo de diferentes edades y perfiles. En general, la película gusta a quien la ve. Entiendo que ese público al que no le gusta que se lo den todo muy mascado puede disfrutarla aún más.
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