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Miguel Ángel Pérez (Madrid, 1962) creció en las butacas de cines como el Canadá y el Kursal en su barrio, Carabanchel. La huella de aquellas sesiones dobles hizo que su carrera profesional se volcara en la distribución de cine independiente, primero con Karma Films y ... actualmente con Surtsey Films. Pero este amante de las películas de Alan Parker llevaba muchos años rumiando un sueño: abrir su propia sala de cine. Cuando se lió la manta a la cabeza y los bancos dieron su aprobación arrancaron las obras del Cine Embajadores, que ocupa el local de una antigua sucursal de Caixabank en la glorieta de Santa María de la Cabeza, en el distrito madrileño de Arganzuela. Comenzaron el pasado diciembre y justo cuando iban a instalar las butacas, que como las de todos los cines españoles se fabrican en Ezcaray (La Rioja), llegó la pandemia.
«Al principio pensé que iba a ser cosa de dos semanas, no podía ni imaginar que las obras iban a estar paradas más de dos meses», recuerda Miguel Ángel en medio del trajín de obreros que se afanan en tener a punto las tres salas para el 26 de junio. «Lo peor fueron los agoreros, que me decían que el cine no se iba a poder terminar o que no abriríamos hasta el año que viene. Como esos que aseguran que saldrá una nueva sociedad tras la pandemia; yo solo quiero que todo vuelva a ser como antes», confía. A excepción de alguna pequeña sala alternativa y de la remodelación de cines ya existentes, hace décadas que Madrid no inaugura una sala comercial en el centro. La inversión del Embajadores ronda los 600.000 euros. El préstamo personal de 300.000 euros que ha pedido su promotor le obligará a abonar unos 4.000 euros mensuales para su amortización.
¿Tiene sentido abrir un cine en la era de Netflix y las plataformas? Miguel Ángel Pérez y el banco que le concedió el crédito aseguran que les salen las cuentas. En 2019 acudieron a las salas españolas más de 105 millones de espectadores, un 8% más que el año anterior. «Yo sabía que era inviable abrir un cine de 1.000 metros cuadrados porque necesitas una inversión inicial de más de un millón de euros», explica. «El centro de Madrid se vació de salas porque Ruiz Gallardón cambió la normativa que los protegía y los dueños, a pesar de estar haciendo buenas recaudaciones, no pudieron resistirse a vender porque les daban una millonada por el local». Miguel Ángel buscaba un espacio de unos 300 o 400 metros cuadrados sin columnas en un barrio con vida cultural como Embajadores, pegado a Lavapiés, que puede presumir de 14 teatros y espacios como el Reina Sofía y La Casa Encendida. Y lo más importante: no tiene ningún cine.
Un cartel de una película distribuida por Surtsey Films, 'Todo pasa en Tel Aviv', ya luce en la fachada del Embajadores, que tendrá tres salas de 95, 52 y 50 butacas respectivamente. Ya se ha instalado una de las pantallas y esta semana vendrán las butacas. Los amantes de la versión original podrán disfrutar de un bar con terraza, aunque no habrá máquina de palomitas. Sorprende que ya no hace falta cabina, sino que los proyectores de DCP van alojados en unas cajoneras en el techo. Su dueño no ha escatimado a la hora de insonorizar el local (unos 150.000 euros, un tercio del presupuesto) para disfrutar del sonido Dolby 7.0 sin que se oiga la película de la sala del al lado. El banco propietario del local ha condonado el alquiler de los últimos tres meses, lo que ha supuesto un alivio para su inquilino, que cobra la prestación como autónomo. El cine dará empleo a tres o cuatro trabajadores.
«Con las plataformas se consume más audiovisual que nunca, pero hay público para todo. Yo sigo creyendo en el cine como acto social, como una experiencia donde la capacidad de concentración no es comparable a ver una película en casa», explica Miguel Ángel. 'Cinema Paradiso' inaugurará el Embajadores, que tras una semana de reestrenos como 'Parásitos' e 'Invisibles' podrá estrenar películas como la española 'La lista de los deseos' a comienzos de julio. Y, por supuesto, 'Todo pasa en Tel Aviv', que iba a llegar a los cines cuando se decretó el estado de alarma. El público del Embajadores disfrutará de preestrenos, documentales, óperas… Y todo sin ninguna subvención, salvo la que concede la red Europa Cinemas a las salas de versión original, que ronda los 5.000 euros por pantalla. «Si llenamos el aforo del 50% con el que tenemos que abrir me daría por satisfecho», confía su promotor.
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