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Pocas escenas definen mejor a un personaje. Harry el Sucio deja de comer su perrito caliente para frustrar un atraco con letal eficacia, indiferente a los inocentes transeúntes que corren en busca de refugio. Sigue masticando mientras apunta a un atracador negro herido en el ... suelo. «Sé lo que estás pensando. ¿He disparado cinco o seis balas? La verdad es que con todo este lío yo también he perdido la cuenta. Pero considerando que empuño un Magnum 44, el mejor revólver del mundo, capaz de volarte los sesos, ¿no crees que deberías sentirte afortunado? ¿verdad que sí, vago?».
Hace cincuenta años, nadie podía prever que Harry Callahan acabaría convirtiéndose con el tiempo en un icono pop en camisetas. El personaje que más ha marcado la imagen reaccionaria y machista de Clint Eastwood provocó una extraordinaria polémica en su tiempo. Estrenado el 23 de diciembre de 1971 en Estados Unidos (a España llegó en mayo de 1972), el filme enfureció a los sectores liberales, que lo acusaron de reaccionario en una época en la que el país bullía de reivindicaciones por los derechos civiles. Su éxito popular fue enorme, explotado en varias secuelas e infinitud de imitaciones a años luz de la brillantez del original.
El director Don Siegel y Clint Eastwood habían colaborado en una serie de westerns, el último de cuales, 'El seductor', fue un sonado fracaso comercial. 'Dirty Harry' sería el primero de una saga de thrillers extremadamente violentos, protagonizados por policías convencidos de que el fin justifica los medios. Harry Callahan persigue a un sádico asesino, Scorpio (Andy Robinson), que siembra el terror en las calles de San Francisco y se inspira en el 'asesino del Zodíaco' real. Ajeno a la burocracia, hombre de pocas palabras partidario de la acción, Harry se enfrenta al alcalde de la ciudad, sus superiores y los jueces, que le acusan de violar los derechos constitucionales del detenido por sus métodos violentos. Pero, al final, será el único que puede acabar con el lunático en una caza humana despiadada.
Siegel observa una psicología fascista desde la misma perspectiva ambigua de 'La invasión de los ladrones de cuerpos'. Unos vieron en la película una metáfora de la 'caza de brujas' del senador McCarthy y otros una parábola de la amenaza comunista. El héroe es tan recto e íntegro que se siente por encima de la ley con tal de restablecer el orden y la justicia. Hubo quienes contemplaban en Harry el Sucio a un justiciero que materializaba una fantasía fascista y quienes le alababan por ser un individualista que en la lucha por sus convicciones se enfrentaba al sistema.
«'Harry el Sucio' ha dejado en bragas a un montón de críticos», observa Enrique Urbizu. «Es un prodigio narrativo, un mecanismo de relojería que roza la perfección. Un bofetón a la América liberal y hippy en plena tercera ola del feminismo». El director bilbaíno recuerda que Don Siegel empezó como montador de Raoul Walsh y que pertenece a la «estirpe de los no nominados»: Parrish, Mulligan, Aldrich... «Harry Callahan es un hijo de puta con placa, pero es nuestro hijo de puta. Después de él vendrían Charles Bronson, Chuck Norris y tantos otros. Si quieres conocer la historia de Estados Unidos en los 70 y 80 tienes que ver estos thrillers».
Eastwood siempre negó que la película hiciera una apología del fascismo. «Solo presenta a un policía inmerso en una situación frustrante, pero no por ello es una glorificación de la violencia ni de la justicia al margen de la ley», afirmó. «Trata de un caso concreto que exige una solución puntual. Harry es un básicamente un personaje positivo que lucha del lado correcto. Es preferible pensar que el público se identifique con él a que lo haga con Scorpio, ¿no? Lo que le pasa a Harry es que odia la burocracia y está convencido de que la ley a veces falla. Si eso significa ser un fascista, entonces lo es».
El personaje icónico en la carrera de Eastwood tuvo durante un tiempo el rostro de Frank Sinatra, que veía en el papel su canto de cisne cinematográfico. Paul Newman lo rechazó alegando reparos políticos. Con la llegada de Siegel y Eastwood la acción se trasladó de Manhattan a San Francisco, la ciudad amada del director de 'Sin perdón'. El rodaje tuvo lugar en exteriores con un presupuesto relativamente bajo y sin retrasos. Director y protagonista coincidieron en mostrar a un héroe enigmático y triste, que ha perdido a su mujer por culpa de un conductor borracho. Un solitario que tiene su némesis en un villano que parece un hippy amargado.
enrique urbizu
koldo serra
La fotografía de Bruce Surtees y la banda sonora de Lalo Schifrin contribuyeron a las bondades de una cinta que conectó con el espíritu de un país azotado por Vietnam y el Watergate. Eastwood se empeñó en rodar las escenas peligrosas, como el salto desde un puente al techo de un autobús en marcha. El final, en el que Harry 'ejecuta' a Scorpio y arroja asqueado su placa, fue motivo de discusión entre actor y director: Eastwood argumentaba que él no interpretaba a perdedores ni rajados; Siegel le replicaba que el gesto significaba que rechabaza la burocracia de un sistema.
'Harry el Sucio' se estrenó el mismo mes en que Richard Nixon anunció su candidatura a la reelección como presidente. Eastwood, firme defensor de los republicanos, dejó de ser 'El Hombre sin Nombre' de los spaguetti-westerns de Sergio Leone y pasó a ser un expeditivo agente de la ley en cuatro secuelas donde sus latiguillos -«alégrame el día»- ya se tiñen de ironía: 'Harry el fuerte' (1973), 'Harry el ejecutor' (1976), 'Impacto súbito' (1983) y 'La lista negra' (1988). «Yo prefiero 'Harry el ejecutor' y de Don Siegel me quedo con 'La gran estafa'», apunta el director Koldo Serra, que durante el premontaje de '70 binladens' usó como referencia la música de 'Harry el Sucio. «Puede ser moralmente cuestionable, pero conserva un estilo de dirección que marcó el género policíaco».
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