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El pasado fin de semana se celebró en Bilbao, ciudad de moda para acoger eventos, no todos necesarios para la ciudadanía -o tan culturales como los venden-, un interesante encuentro de guionistas a nivel nacional que en su sexta edición reunió a una nutrida representación de profesionales que contaron sus experiencias a la audiencia congregada, algo más de un tercio del enorme aforo del auditorio de Azkuna Zentroa. La convocatoria organizada por FAGA (Foro de Asociaciones de Guionistas Audiovisuales), quien vela por los intereses profesionales y autorales de los guionistas de cine y televisión de la piel de toro, junto al Sindicato ALMA, otra entidad indispensable en la misma linea, funcionó como «espacio en el que debatir sobre las oportunidades y los retos creativos, tecnológicos, laborales o económicos a los que nos enfrentamos día a día», según marcaron desde la organización. «Surgieron para forjarnos, edición a edición, el reconocimiento de creadores primeros de cualquier obra audiovisual y como tales, piezas irremplazables de nuestra industria y nuestro patrimonio cultural».
Los Encuentros se crearon para «unir a los guionistas a través del intercambio de experiencias y métodos de trabajo». Un punto de encuentro ideal donde debatir ideas, lo que siempre es de agradecer. La cita tiene lugar cada dos años en una ciudad diferente. No es la primera vez que Bilbao acoge uel evento para reunir a veteranos de la escritura y nuevos juntaletras en busca de puertas abiertas. De la fórmula del éxito a los trucos propios de la profesión, todo tuvo su hueco en una programación variada y atractiva que comenzó el pasado viernes con un diálogo abierto con los Moriarti, nombre de la productora que aglutina el talento de Joxe Mari Goenaga, Aitor Arregi y Jon Garaño, responsables de 'La trinchera infinita', actualmente en cartelera.
El fin de semana fue cogiendo color a medida que el público recogía sus acreditaciones, mentes inquietas llegadas desde kilómetros de distancia para crear ambiente y escuchar las ponencias de profesionales como Virginia Yague, de CIMA. La representante de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales ofreció datos sobre la presencia de mujeres guionistas en el sector e invitó a reflexionar sobre la desigualdad en el mismo, incluyendo ejemplos de polémicas absurdas en las redes sociales a propósito de un tuit sobre la escasa presencia de guionistas mujeres en equipos de comedia «porque no son graciosas». Los datos tiraron por tierra cualquier prejuicio, por algo se realizan estudios sobre el porcentaje de profesionales por cargo de responsabilidad y sexo, para que comprobemos con vergüenza, por ejemplo, que en guion en cine hay una proporción muy descompensada, un 80 % frente al 20%. Excepto en dirección artística y producción no hay una relación equitativa, mientras vestuario y maquillaje son especialidades marcadas con un carácter de género exclusivo. Toca fomentar la pluralidad.
Fernando Llor habló de ARGH!, una asociación de nuevo cuño, centrada en los guionistas de cómic. Se explayó sobre la problemática propia del gremio, la formación, la red de contactos y los derechos de autor. Se quejó de la pobre visibilidad del medio, el cuento de siempre, sin posibilidad de réplica entre el público, algo que ocurrió en la mayoría de las charlas, de unos 20 minutos casa una. Se echó de menos la posibilidad de hacer preguntas en más de una ocasión, pero la cita fue cogiendo color y ritmo a medida que avanzaba.
La abogada Maitane Valdecantos desgranó acertadamente información sobre memes, parodia, límites a los derechos de autor, autorización de uso de imágenes, contratos, concesión de licencias… y dijo una interesante frase lapidaria: «Los derechos se garantizan ejerciéndolos». Solventados algunos problemas técnicos en las primeras ponencias, María Minguez, guionista de la película 'Vivir dos veces', habló de su experiencia con su primer guión y de cómo moverlo, de las becas y los laboratorios… Animó al personal a no tirar la toalla y arrojó luz sobre algunos misterios propios del sector.
Tras el primer coffee break para intercambiar impresiones entre los asistentes, el personal congregado escuchó con atención a Verónica Fernández. ¿La razón? Vino a hablar de Netflix, donde parte la pana a la hora de dar luz verde a proyectos de nueva hornada. Suya es la serie 'Hache', estrenada recientemente. No se paró a reflexionar sobre la burbuja de las plataformas en streaming, se mostró optimista y ofreció su dirección de correo electrónico para recibir propuestas, animando a los inscritos a trabajar en lo suyo.
La cineasta Helena Taberna se centró en hablar de su documental 'Varados'. Se quejó, con cierta razón, de que «hay mucho reportaje de investigación sin alma, no tienen lo que aporta el cine». Contó el proceso de documentación para trabajar en el formato y la senda por la que transitar, insistiendo que «el género documental es veneno para la taquilla», aunque no dejan de estrenarse iniciativas así en salas. Enric Pardo y Rafel Barceló conversaron en formato entrevista para hilar anécdotas de su trabajo en la serie de Berto Romero 'Mira lo que has hecho', antes de la primera comida que se anunció como networking, anglicismo tan de moda últimamente.
El resto del Encuentro de Guionistas ofreció información estimulante trufada de chascarrillos y momentos hilarantes. Un momento cumbre fue la realización sobre el escenario de una dramatización para la radio, con varios voluntarios entregados a las directrices de Mona León Siminiani, cuya experiencia es notable. 2020 será el año en de los podcasts, según afirmó. Descacharrante y sugestivo fue el diálogo entre Pedro Rivero y David Desola, responsables del libreto de una de las películas nacionales más premiadas del momento, 'El hoyo'.Laureano Domínguez, editor de Astiberri, retrató una panorámica del actual auge de adaptaciones del cómic a la multipantalla, mientras Nacho Faerna homenajeó los 20 años de DAMA, entidad de referencia en España en la gestión de derechos de autores audiovisuales, y Pablo Barrera explicó qué es la figura de un showrunner: no vale solo con escribir, hay que conocer todos los departamentos. Juanjo Ramírez Mascaró relató sus tribulaciones en Twitter, firmando hilos narrativos, pequeñas grandes historias, y Diana Aller defendió los reality shows como proyección del lado más grotesco del ser humano.
«En la televisión pública danesa los creadores de series firman una clausula que dice que la serie que escriban tiene que ayudar al espectador a entender el mundo en el que vive. Me encantaría que me hicieran firmar una clausula así», comentó en su entrevista Javier Olivares, alma máter de 'El ministerio del Tiempo', ejemplo claro de showrunner nacional. Alberto Caballero, cuyo éxito televisivo detrás de 'Aquí no hay quien viva' y 'La que se avecina' es incontestable, fue sincero -y muy divertido- de la mano de una ponencia personal donde tradujo el tema «los dramas de la comedia» en una conversación llena de anécdotas sobre esa realidad que no está en Wikipedia a la hora de hablar de su labor profesional. El bilbaíno José A. Pérez Ledo, escritor multudisciplinar donde los haya, puso punto y final a las jornadas con un divertido monólogo sobre las miserias de la profesión. Ojalá Bilbao repita próximamente como sede de un evento modesto que realmente aporta su granito de arena al sector cultural. Por supuesto, no faltó la gastronomía con label vasco, entre canapés, gildas y cervezas La Salve.
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