Guillaume Canet se reencuentra con sus amigos diez años después

Hace casi una década, Guillaume Canet dirigió 'Pequeñas mentiras sin importancia', la crónica del desencanto de un grupo de amigos burgueses que acudía todos los veranos a una idílica localidad costera para beber y holgazanear. El actor y director no inventaba nada. A semejanza de 'Reencuentro' y 'Los amigos de Peter', el filme contenía la catarsis de sus protagonistas, que destapaban sus traumas y fantasmas al aproximarse a la cuarentena. Estaba el rico y triunfador de la cuadrilla que nunca se relajaba; la bohemia que todavía saltaba de cama en cama; el pichabrava que se descubría enamorado; el padre que descubría su homosexualidad; la madre frustrada...

'Pequeñas mentiras para estar juntos' supone el reencuentro de los mismos amigos una década después. El personaje de Cluzet, arruinado y deprimido, regresa a su casa de verano para venderla. Sus viejos amigos aparecerán por sorpresa en su cumpleaños. François Cluzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel, Gilles Lellouche y Jean Dujardin encabezan el estupendo reparto de esta secuela.

Canet, que ha congregado a 3 millones de espectadores en Francia con el filme, habla del paso del tiempo y de la erosión que provoca en las relaciones conyugales y de amistad. «Mi pandilla y yo nos comportamos de manera muy distinta a la de hace diez años», explica el director. «En este tiempo, algunos hemos perdido a nuestros padres, nos hemos vuelto a casar y tenido hijos. Nuestras prioridades ya no son las mismas. Tenemos menos tiempo y, de repente, hablamos con mucha más franqueza de las cosas». La identificación del espectador que ronde la edad de los protagonistas resultará inevitable.

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