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Este 18 de septiembre se cumplirán 114 años del nacimiento de 'La Divina', nombre por el que se conoció durante toda su vida y aun hoy se sigue denominando a Greta Garbo. Actriz modélica y deslumbrante en la pantalla, de las que logró ... una transición impecable del cine mudo al sonoro y que se retiró en el cénit de su popularidad, pero cuya vida privada la mantuvo siempre hermética, rehuyendo entrevistas, apariciones públicas e incluso el Oscar que la Academia de Hollywood le quiso dar como homenaje a su trayectoria.
Greta Lovisa Gustafsson, que era su verdadero nombre, había nacido en Estocolmo el 18 de septiembre de 1905. Era la hija menor de Karl Alfred Gustafsson, un modesto trabajador de limpieza después de haber sido agricultor, y Anna Lovisa Karlson, una campesina recién llegada a Estocolmo que trabajaba como empleada de hogar. Las precariedades de su casa, a las que se sumó el prematuro fallecimiento de su padre, llevaron a la futura actriz a abandonar sus estudios muy pronto y ponerse a trabajar, primero en una barbería y después en unos grandes almacenes de Estocolmo.
En este último trabajo tuvo suerte y fue seleccionada como modelo publicitaria de la casa. Tan pronto como apareció su foto en los periódicos, la escogieron para un cortometraje publicitario. Un director de comedias, Eric Petscher, le daría una pequeña oportunidad en su producción 'Luffar-Petter' ('Pedro el Tramposo') en 1922 y muy pronto la joven Greta, recibiría una beca para estudiar en la Real Academia Dramática de Estocolmo. Tenía 17 años.
En el año 1924, Greta Garbo tendría su primera gran oportunidad en la pantalla, cuando el afamado director Mauritz Stiller (una institución en la Suecia de entonces) le dio un papel en su filme 'La leyenda de Gosta Berling'. A continuación aparece en 'La calle sin alegría« (1925), de G. W. Pabst, que hacen de la actriz un rostro conocido en todo el mundo. Su gran éxito provocó que tanto Greta como Stiller fuesen contratados para trabajar en Hollywood con la Metro Goldwyn Mayer. Cuandoel estudio tentó a Mauritz Stiller, éste les pidió que también contrataran a su descubrimiento. Así, el debut americano de la actriz sueca se produjo con la película 'El Torrente' (1925), de Monta Bell. A este film siguieron otros como 'La tentadora' (1926), de Fred Niblo, 'El demonio y la carne' (1927), de Clarence Brown, 'Ana Karenina' (1927), de Edmund Goulding, 'La mujer divina' (1928), película dirigida por el cineasta sueco Victor Sjostrom y cuyo título se convirtió en el apodo de la actriz, 'La mujer ligera' (1928), de Clarence Brown, 'La dama misteriosa' (1928), de Fred Niblo, o 'El beso' (1929), dirigida por Jacques Feyder. Sería Mauritz Stiller quien le cambia en nombre por el de Greta Garbo, pero mientras el director fracasa en Hollywood y regresa pronto a Suecia, la actriz conoce éxito tras éxito y se convierte en una de las actrices más famosas de aquellos años 20,
Garbo triunfa como actriz dramática ganándose el apodo de 'la mujer que nunca ríe'. Con John Gilbert rodó tres películas casi consecutivas de gran éxito e inició un idilio con él y decidieron casarse, pero Garbo no se presentó a la boda y Gilbert terminó ese día peleándose con el productor Louis B. Mayer, que se había reído de ella. A pesar de este desencuentro amoroso, Garbo y Gilbert siguieron trabajando juntos y cuando él ya vivía su declive como estrella, ella le recuperó para un papel en 'La reina Cristina de Suecia'
La aparición del sonoro se llevaría por delante a grandes estrellas de Hollywood procedentes de Europa que no pudieron ocultar sus acentos. No fue el caso de Garbo. La MGM anunció con la frase «¡Garbo habla!» su debut en el cine sonoro con las películas 'Anna Christie' y 'Romance', ambas dirigidas por Clarence Brown en 1930, y con las que consiguió ser nominada al Oscar con su voz profunda y sensual que multiplicaba su encanto. En 1931 rueda 'Mata Hari' junto a Ramón Novarro. El galán diría de ella: «Greta es todo lo que uno podría soñar. Además de hermosa, es seductora, llena de misterio, con una lejanía que sólo los hombres comprenden, porque esa es una cualidad que usualmente sólo se encuentra en los hombres».
'La reina Cristina de Suecia' y 'Anna Karenina' afianzaron la leyenda de 'la Garbo'. Se cuenta que cuando Lubitsch la llamó para protagonizar 'Ninotchka', su primera comedia, y por miedo al fracaso, quiso dejar la profesión, si bien ya anteriormente había ido reduciendo sus trabajos. Sin embargo de nuevo una ingeniosa campaña de la MGM llegó en su ayuda: «¡Garbo, ríe!». La actriz permanecía imperturbable durante la primera media hora del filme, pero la simple caída de la silla de su antagonista, provoca que se ría sin parar, destruyendo de un plumazo su imagen de mujer imperturbable. Greta Garbo fue nominada al Oscar como mejor actriz en 1930, 1932, 1937 y 1939, en este último caso por 'Ninotchka', pero nunca recibió un Óscar, un olvido que años más tarde la Academia de Hollywood decidió enmendar con un Oscar honorífico en 1954 que ella rehusó recoger, porque según sus propias palabras «no quería verle la cara a nadie». El trofeo le fue enviado a su domicilio. Y es que en 1941, tras una nueva comedia, 'La mujer de las dos caras', Garbo decidió retirarse del cine con solo 36 años.
Mucho se ha especulado sobre su bisexualidad, sobre todo al descubrirse que había sido amiga de juventud de Marlene Dietrich, algo que las dos siempre habían negado tras evitarse reencontrarse durante años. Garbo se retiró a vivir a un apartamento de Nueva York del que apenas salía, y cuando lo hacía era con gafas oscuras y sombrero, para no ser reconocida. «Mi vida ha sido una travesía de escondites, puertas traseras, ascensores secretos, y todas las posibles maneras de pasar desapercibida para no ser molestada por nadie«, afirmó en una de las pocas veces que no rehuyó a los periodistas, obsesionados en fotografiar a la Garbo en su madurez. A pesar de su temprana retirada, contó con una importante fortuna gracias a sabias inversiones inmobiliarias en la lujosa zona de Rodeo Drive (Beverly Hills, Los Ángeles). Pero vivió con sencillez, comiendo frugalmente, y aunque cultivó la amistad de famosos como Aristóteles Onassis y el fotógrafo Cecil Beaton, vestía de forma muy discreta y llevaba el pelo cano, sin teñir, para pasar desapercibida.
La salud de Garbo comenzó a declinar a mediados de la década de 1980 y el 15 de abril de 1990 murió víctima de un síndrome renal y de neumonía en Manhattan. Tenía 84 años. Sus cenizas fueron trasladadas a Estocolmo. Su vida afectiva tras la extraña ruptura con John Gilbert sigue siendo un enigma.
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