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Cristina Morató se declara una mitómana enamorada del cine clásico. Por eso a esta periodista, fotógrafa y escritora no le ha costado aparcar sus habituales historias sobre exploradoras y viajeras para bucear en la vida de cuatro actrices míticas. 'Diosas de Hollywood' (Ed. Plaza ... y Janés) reivindica la condición de mujeres de carne y hueso de Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Grace Kelly y Rita Hayworth. «Sus vidas privadas resultan más apasionantes que los personajes que interpretaron» apunta Morató. «Intento mostrar el lado humano de unas actrices muy poderosas, las más deseadas y fotografiadas en su tiempo». Las cuatro fueron amigas y compartieron amantes, las cuatro abandonaron Hollywood en el cénit de sus carreras. «También tienen en común ser vulnerables y tímidas, a pesar de su apariencia. Odiaban el 'star system' y se rebelaron contra él. Fueron diosas con pies de barro».
Paco León en 'Arde Madrid' reflejó los doce años salvajes de Ava Gardner en Madrid, cuando toreaba los coches en la Castellana antes de seguir bebiendo y fornicando en su suite del Hilton. «La serie es ficción, pero captura muy bien su estado vital», observa Cristina Morató. «Lo que no se cuenta es que la primera estrella que decidió vivir en España llegó con el corazón destrozado tras sufrir dos abortos al quedarse embarazada de Frank Sinatra».
'El animal más hermoso del mundo' fue una mujer solitaria y destrozada al aterrizar en Madrid. «Detestaba Hollywood y tuvo muy mala suerte con los hombres: Mickey Rooney, Howard Hughes, Artie Shaw, Frank Sinatra... Atraía a tipos impresentables, atormentados y alcohólicos. Mientras, la prensa de la época presentaba esas relaciones como grandes historias de amor». Aquella niña salvaje del Sur de EE UU que vivió la pobreza sufrió malos tratos por parte de parejas que la manipularon. Nunca quiso ser actriz. «De las cuatro, fue el espíritu más libre, bohemio y auténtico, por eso está en la portada del libro. Su historia es, sin duda, la de la Cenicienta».
Cuando Liz Taylor pidió un millón de dólares por 'Cleopatra' lo hizo por venganza contra la Metro y en concreto contra Louis B. Mayer, «que me ha robado mi infancia y ha explotado mi juventud», escribió en sus memorias. «La última reina de Hollywood», según la autora del libro, fue una superviviente que lo sabía todo del negocio al empezar como estrella infantil.
«Con 30 años se coronó como la actriz mejor pagada. Creció en la Metro y no podía ni ir al baño sola. Cuando se liberó del contrato pudo hacer por fin las películas que quería», recuerda Morató, que considera a Taylor la última de su estirpe. «El público la siguió adorando a pesar de sus flaquezas y adicciones durante casi ocho décadas». La primera celebridad que reconoció su alcoholismo y entró en la Betty Ford resucitó como empresaria de éxito cuando todos la daban por muerta: en los 90 era una de las mujeres más ricas de EE UU gracias a sus perfumes, con una fortuna de 600 millones de dólares». Al gran amor de Richard Burton también le honra haber sido pionera en su activismo contra el sida. «Fue una estrella dentro y fuera de la pantalla».
Grace Kelly tuvo un origen diferente al de sus compañeras, casi aristocrático. Hitchcock supo ver el volcán que se ocultaba tras aquella chica de una rica familia de Filadelfia. «Fue una rara avis en Hollywood, culta y elegante, la antítesis de Marilyn Monroe». Para Cristina Morató, la protagonista de 'La ventana indiscreta' vivió con plenitud su sexualidad y tuvo más amantes que Ava Gardner. «Siempre con hombres mayores que ella. Su problema era que se enamoraba de todos los galanes con los que actuaba».
Antes de los 27 años ya había rodado once películas y ganado un Oscar. Vivió un cuento de hadas real en Mónaco que acabó trágicamente. No se casó enamorada del príncipe Rainiero, pero les unía su profundo catolicismo. Tenía ganas de abandonar Hollywood y formar una familia. «El palacio de los Grimaldi fue una jaula dorada. Los primeros años era una extraña en la corte que no hablaba francés. Después encontró la felicidad con sus hijos». Grace Kelly murió a los 52 años en la misma carretera de 'Atrapa a un ladrón'. Poco antes había rodado una película, 'Rearranged', cuyo negativo permanece bajo llave en palacio.
«Los hombres se acuestan con Gilda y se despiertan conmigo», lamentaba Rita Hayworth, que quedó marcada para siempre por aquel papel de 'femme fatale'. «De las cuatro fue la más desdichada y vulnerable», destaca Morató. «Sufrió el acoso del presidente de la Columbia, Harry Cohn, que se obsesionó con ella desde que la conoció en su despacho. Le hizo la vida imposible, poniéndole micros en sus camerinos y humillándola públicamente».
Hayworth fue una gran bailarina que quedó encasillada en papeles de vampiresa. El padre de Margarita Cansino, un bailaor sevillano alcohólico y jugador, abusó sexualmente de ella desde la niñez hasta la adolescencia, algo que la marcó para siempre. «Ella confesó a Orson Welles que había padecido a dos monstruos en su vida: Cohn y su padre». El director de 'Ciudadano Kane' la quiso de verdad y actuó como su pigmalión, pero al final tampoco estuvo a la altura. «Le fue infiel nada más casarse. Al igual que otro de sus cinco maridos, el príncipe Alí Khan, se enamoró de una imagen». Murió a los 68 años tras un triste declive a causa del alzhéimer. «Al final olvidó que había sido Gilda».
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