Secciones
Servicios
Destacamos
Sus 15 nominaciones convierten en favorita a '20.000 especies de abejas' para la gala de los Goya, que se celebrará en Valladolid el 10 de febrero. Estíbaliz Urresola (Bilbao, 1984) reconoce que mientras rodaba su ópera prima en Llodio, la localidad donde creció, «como ... mucho esperaba ser capaz de terminarla y de que tuviera sentido». El Oso de Plata de interpretación a la pequeña Sofía Otero, el alma de una cinta sobre una niña trans, arrancó un año triunfal que se saldó con 160.000 espectadores en el cine. «Si cuando ruedas esperas que suceda esto no pondrías la energía en el lugar correcto. Ha sobrepasado el mejor de los deseos», confiesa la directora desde su hogar en Hernani.
–'20.000 especies de abejas' se podía titular 'El espíritu de la colmena'. Quién le iba a decir que iba a competir por el Goya con Víctor Erice.
–Es surreal, mágico. No he coincidido en ningún encuentro con él porque no va a ninguno. Un misterio, sigue siendo leyenda porque no le he visto en carne y hueso. Compartir los Goya con Erice, Coixet, Bayona, David Trueba... Es una pasada. Hay cosas en la vida a las que asistes asombrada. Aunque los Goya serán el sitio menos indicado para saludar a Víctor Erice, ja, ja.
–Yo estoy convencido de que usted va a ganar el 10 de febrero. ¿Cómo lo lleva?
–En otras ediciones hemos visto cosas inexplicables. El sistema no es perfecto, puede pasar cualquier cosa. Yo ya he ganado tanto con esta película... Todo lo que he vivido este año ha sido conmovedor. Los premios ayudan a una carrera, pero no lo son todo. Aunque el runrún es inevitable que te coloque en el sitio del deseo. Tienes que volver a tierra. Pase lo que pase, nosotras ya hemos ganado. Hay otras óperas primas hechas con la misma entrega que ni siquiera se estrenan.
–¿Cambiará su vida con el Goya?
–Unos dicen que un Goya allana el camino y otros que tu segunda película siempre es más difícil de hacer que la primera. Mi vida no va a cambiar por un Goya. Puede hacer que las oportunidades lleguen antes o que no tenga que limitar mi imaginación por una cuestión de recursos. Yo seguiré viviendo donde vivo y espero que mi pareja siga esperando a que termine este periplo y podamos reemprender la vida juntos que teníamos antes. Mi familia siempre ha estado ahí y es una de las cosas más importantes para mí.
–Le ha preocupado mucho que la vida no le cambie a la pequeña Sofía Otero, a quien han arropado en toda esta vorágine.
–No podía hacer la película y después desentenderme de ella. Sus padres son la base de todo. El día de Nochevieja me llamaron en ese minuto tan codiciado antes de las campanadas. Me parece muy bonito lo que se ha urdido entre las dos familias, la de Sofía y la mía. Siento un afecto real y profundo por ella, un amor y orgullo como de tía. Ha sido increíble el trabajo que ha hecho, creció como actriz durante el rodaje.
–Sofía quiere ser actriz, le ha inoculado el veneno de la interpretación.
–Ya lo traía. Ella es una niña muy social, que se relacionó con todo el equipo. Sus padres escogen los proyectos para que no afecten a sus resultados en la escuela.
–Usted creció en Llodio, con esa mezcla de fábrica y bosque, de industria y naturaleza, que tan bien refleja en el filme. Fue una niña que dibujaba y escribía.
–Escribía fábulas y las ilustraba. En la posible soledad que puede encontrar la quinta de seis hermanos, ja, ja.
–¿Recuerda la primera película que vio en el cine?
–No. Recuerdo quedarme profundamente consternada cuando en el colegio nos llevaron a ver 'American History X'. Se generó un debate y fue uno de esos primeros momentos en los que veo el cine en su vertiente social y política.
–¿Qué le lleva a trabajar en el audiovisual?
–Mi familia no tiene ninguna vinculación con el arte, lo que no me ha ayudado a legitimarme para hacer cine. A los 27 años dejo mi trabajo y me voy a Barcelona a cursar un máster de cine en la ESCAC.
–¿Y por qué estudia Comunicación Audiovisual?
–Está la pulsión de contar historias y de pintar, la fantasía. Sacaba muy buenas notas y propuse en casa hacer Bellas Artes, pero no sonó muy bien. En Comunicación Audiovisual pedían nota alta y podía tener más salidas. Pero no veía el cine al alcance de mi mano. Gracias a un profesor, Iñigo Marzabal, descubro el lenguaje audiovisual, cómo se construyen las películas. Y me quedo fascinada. Terminé la carrera e hice prácticas en la Asociación de Productoras del País Vasco. Trabajé en el Festival de San Sebastián, en Bainet... Mientras, rodaba cortometrajes con una cuadrilla de amigas.
–Ya en su primer cortometraje, 'Adri' (2013), cuenta la historia de una niña a la que le viene el periodo por primera vez.
–Tiene elementos que después se repetirán en mis trabajos. Es algo que me emociona comprobar.
–¿Cuándo supo que se iba a dedicar a esto, que se podía pagar la hipoteca?
–Este es un camino de incertidumbre total. Todavía hoy no sé si me voy a poder pagar la hipoteca. Hay dos momentos clave. Tras fallecer mi padre, al de un año dejo un trabajo fijo y la relación que mantenía con una pareja. Ahora o nunca, pensé. Tenía 27 años y mis compañeros en el máster 18. El segundo momento definitivo fue montar mi productora, Sirimiri Films, en 2019. Así di el impulso definitivo a '20.000 especies de abejas'. Ojalá llegue algún día a terminar de pagar la hipoteca.
–Forma parte de un grupo de WhatsApp formado por algunas de las directoras de cine que han despuntado en los últimos tiempos. ¿De qué hablan?
– Yo también quiero saber de qué hablas tú con tu familia, ja, ja. Compartimos proyecciones de nuestros trabajos, impresiones sobre las nominaciones al Goya, recomendaciones... Es un foro que crea una red, nos permite dialogar a las que no estamos en Madrid ni en Barcelona.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.