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Ernesto Alterio (Buenos Aires, 1970) presenta dos películas en Málaga. Incluso iban a ser tres, aunque una de ellas se estrena directamente en Netflix, con quien el hijo del gran Héctor Alterio ha trabajado en 'Narcos' y 'Las chicas del cable'. En 'Crónica de una ... tormenta' encarna al director de un periódico que debe decidir si su subdirectora (Clara Lago) le sucederá en el cargo. Mariana Barassi dirige este drama de origen teatral, que habla del rol de la mujer en los entornos laborales y de las miserias de una profesión en crisis.
–¿Es usted el actor más ocupado del cine español?
–Es casualidad. Por suerte he visto que no soy el único: también tienen dos películas en Málaga Candela Peña y Raúl Arévalo. Va por rachas.
–¿Qué relación mantiene con los periodistas?
–Leo el periódico todos los días. Y tengo una gran amiga periodista, Olga Rodríguez, la mujer de Juan Diego Botto. Con ella he alucinado mucho por los tejemanejes que hay. En todos los sitios se cuecen habas, pero cuando hablamos de la información para mí tiene que ver con la verdad. Un mismo hecho parece distinto dependiendo de dónde lo leas. Mantener la ética periodística supongo que tiene que ser complicadísimo. Para mí, un periodista debe ser un cronógrafo que relata la verdad, el dueño de su opinión. Pienso que la verdad tiene que ser un motor importante, pero a veces siento que no significa nada. Priman más los juegos de poder y el hecho de generar corrientes de opinión.
–La película acierta en el retrato de los periodistas, estresados, colgados del móvil, sin vida familiar. ¿A los actores les sucede lo mismo?
–Hombre, los actores estamos muy locos y llevamos una vida muy loca. Cuando no trabajas estás estudiando personajes, viajando, con gente que no conoces…
–'Crónica de una tormenta' demuestra que la mujer tiene que renunciar más que el hombre si quiere prosperar profesionalmente. Empezando con la maternidad.
–La película habla de la igualdad entre sexos. Mi personaje, en definitiva, lo que le está pidiendo al de Clara Lago es que tenga huevos, que se convierta en un hombre para ocupar un alto cargo en un periódico. Ella tiene una visión más horizontal de las jerarquías. También se toca el tema de la ambición, hasta dónde eres capaz de llegar para conseguir lo que quieres.
–La obra de teatro en la que se basa se titula 'Testosterona'. ¿Sigue mandando la testosterona en el mundo?
–Yo siento que se están haciendo movimientos, pero es una estructura tan anquilosada que es muy complicado moverla. Sobre todo en nuestras cabezas, porque tenemos un patrón adquirido desde hace siglos. Se está avanzando y todos tenemos más conciencia de lo que nos habían metido en relación a este tema.
–El 25 de septiembre cumple 50 años.
– Huyyy… Gracias por recordármelo. El día a día lo llevo bien, pero me da cosa que me caiga un cinco… ¿La gente qué va a pensar? Lo siento como una bendición. Acabo de cruzarme con Jordi Évole, que presenta su documental sobre Pau Donés. Pienso en él y no me queda más que dar gracias por estar vivo y cumpliendo años.
¿Cómo ha llevado estos últimos meses?
–Ha sido raro. Al principio con mucho susto e incertidumbre. Me decía que los actores estamos acostumbrados a no saber qué va a pasar, pero esto ha superado cualquier cosa. Por suerte viví el confinamiento tranquilo en mi casa. Y cuando salí a la calle comprobé que todo había cambiado y experimenté una sensación de duelo por tantas muertes. Ahora me siento recomponiéndome. Nos queda un trabajo común de ir restableciendo todo esto.
–Íbamos a salir mejores.
–Es una oportunidad para crecer y replantearnos cosas. Espero que no caiga en el olvido y podamos extraer un aprendizaje como sociedad. Yo todavía lo tengo demasiado encima como para poder pensar.
–¿Cómo está su padre?
–Bien, hace meses que no le doy un abrazo. Tengo muchas ganas de ir a verle. Hasta hace poco estaba de gira por ahí… Ahora a mis padres les toca cuidarse, los dos están en zona de riesgo.
–¿Su padre es mejor actor que usted?
–Yo creo que sí. Nunca ha habido una especie de competición entre nosotros, ni con mi hermana Malena. Somos de generaciones diferentes, con vidas y maneras diferentes. Disfrutamos de lo que el otro hace.
Tras su separación (de la actriz Juana Acosta, madre de su hija Lola de 14 años) le vemos en la prensa del corazón. ¿Cómo lo lleva?
–Lo llevo con resignación y paciencia. Ni lo veo, ni lo leo. Me parece absurdo y trato de esquivarlo con elegancia. En tres días se olvidarán, no le doy importancia.
-Trabaja mucho con Netflix. ¿Acabará viviendo en Los Ángeles?
-Ja, ja. No lo sé. No me cierro a nada, me gusta trabajar en otros países, es una aventura. ¿por qué no?
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