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«La gente piensa que un director de cine es una persona rica, porque apareces en la alfombra roja en el papel couché y se creen que tienes la vida ya resuelta». La frase pertenece al ministro de Cultura Miquel Iceta, que ayer participó en ... la presentación del primer estudio que se elabora en España sobre la situación sociolaboral de los directores de cine. DAMA, la entidad de gestión de derechos de medios audiovisuales que preside Borja Cobeaga, y la Academia de Cine avalan este informe concienzudo que, entre otros datos, revela cuántos directores (de películas, series, anuncios, documentales...) hay en España: 638. Al menos, que hayan trabajado en los últimos cinco años. Y no, no todos son ricos, ni mucho menos.
¿Cuánto gana un director? Según el estudio firmado por los doctores Javier Carrillo, de la Universidad Rey Juan Carlos, y José Antonio Gómez Yáñez, de la Carlos III, los ingresos medios son de 42.000 euros (brutos) anuales. Casi el 30% percibe sin embago menos de 20.000 al año, mientras un privilegiado 15% supera los 80.000 anuales. La intermitencia en el trabajo conlleva una irregularidad en los ingresos que afecta a cineastas consagrados y primerizos.
A la presentación del estudio en la sede madrileña de DAMA acudieron un buen puñado de directores: Enrique Urbizu, Pedro Olea, Fernando Colomo, Carlos Vermut... Benito Zambrano lamentó una fiscalidad que grava los ingresos obtenidos por dirigir una película, sin tener en cuenta que a lo mejor se tarda cinco o seis años en dirigir la siguiente. «Había que darle este estudio a los estudiantes de cine, porque todos quieren ser directores», bromeó el presidente de la Academia, Mariano Barroso. Solo en torno a la tercera parte disfruta de continuidad laboral al trabajar prácticamente un año completo. Una cuarta parte está ocupada, como máximo, tres meses al año. En la élite, únicamente el 12% de la profesión dirige más de dos películas en un plazo de cinco años. El 60% tiene que hacer otras cosas para poder comer, como escribir guiones, dar clases, trabajar en labores de producción...
Dos datos resultan especialmente sangrantes en el informe encargado por DAMA y la Academia. Ser director de cine en España sigue siendo una profesión eminentemente masculina, a pesar del boom de directoras que triunfan en festivales internacionales. El mismo día que llega a los cines 'Alcarràs', de Carla Simón, Oso de Oro en Berlín, el 85,2% de los directores del cine español son hombres y un mísero 14,8% mujeres. En series el porcentaje se reparte entre el 16,4% de realizadoras y el 83,6% de hombres.
«La brecha de género es brutal», constata Borja Cobeaga, que en junio terminará su mandato como presidente de DAMA. «También hay una brecha salarial, las directoras cobran menos (un 24%). No se les encargan proyectos de gran presupuesto, ojalá esto vaya cambiando. En sectores muy masculinos de siempre, como la dirección de fotografía y los efectos especiales, ya va variando gracias a las políticas del ICAA».
La otra gran brecha que revela el informe es generacional. En España, Ridley Scott (84 años) y Clint Eastwood (91) lo tendrían difícil para trabajar. Entre nosotros los directores más ocupados tienen entre 35 y 54 años. A partir de 55, solo ruedan películas el 25% de los hombres y el 6% de las mujeres. Realizadores mayores de 65 años encontramos un 3%. «Un director con 60 años a lo mejor está en el mejor momento de su carrera», apunta Cobeaga, que lleva tres años sin rodar. «No es que sea una mala racha mía, es que es lo natural».
borja cobeaga
Presidente de DAMA
Las plataformas generan mucho trabajo, aunque el boom de las series y películas para Netflix, HBO Max o Amazon Prime Video no se ha traducido en más estabilidad: solo el 12% de los directores de películas ruedan también series. Otro problema detectado es que estas plataformas firman con su sello sus producciones en detrimento de la autoría del realizador. «En los carteles de 'Fe de etarras' ponía 'una película de Netflix', en ningún lugar aparecía mi nombre ni el de los actores», recuerda su autor. «Entonces me pareció normal, estaban empezando, pero hoy veo que se ningunea a los directores, que empezamos a mirar con desconfianza ese anonimato». Y un último dato en el 'politizado' cine español: no hay ni un director afiliado a un partido político y solo el 4% lo está a un sindicato. «Somos francotiradores, cada uno va a su bola», justifica Cobeaga.
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