Una buena muestra de cine de género que no brilla en exceso debido a un guión trufado de lugares comunes que empaña una dirección sobria que explota a conciencia un mosaico de referentes que encandilará a los seguidores del horror y la fantasía
Las películas de terror que trascurren en las profundidades marinas suelen tener un componente añadido de inquietud, el eterno miedo a la oscuridad total, que sabe aprovechar con tacto 'Contagio en alta mar', una buena muestra de cine de género que no brilla en exceso debido a un guión trufado de lugares comunes que empaña una dirección sobria que explota a conciencia un mosaico de referentes que encandilará a los seguidores del horror y la fantasía. Una vez aceptado que la originalidad no vertebra el relato, podemos disfrutar del perturbador espectáculo, con una premisa que remite de manera inconsciente a un problema de plena actualidad. Un barco pesquero irlandés se adentra en el mar para faenar y en su periplo a través de las aguas se topa con un extraño virus que va poseyendo a toda la tripulación. La infección se apodera de los personajes de forma física y mental. El reparto coral es parasitado, uno a uno, rol a rol, por una criatura que puede recordar, inevitablemente, a las creaciones del maestro Lovecraft. El monstruo, un gigantesco ser horripilante que campa a sus anchas por las profundidades abisales con sus tentáculos fluorescentes, contamina la embarcación agujereando sus paredes y arrojando un misterioso líquido viscoso. La protagonista es una joven científica en ciernes que intenta encontrar una respuesta al fenómeno mientras se enfrenta personalmente a la amenaza y a la relación son sus compañeros de viaje, generándose una atmósfera opresiva bien articulada que pierde fuerza debido al mentado argumento repleto de giros, tan previsibles como eficaces, que merman el conjunto, que goza de una capacidad visual incontestable.
'Contagio en alta mar' no es un filme excelso, pero lo que cuenta queda claro, utilizando una narrativa que puede recordar a clásicos como 'La cosa', del maestro John Carpenter, a la que cita en una secuencia sin sonrojarse. Hay ecos de 'Abyss', de James Cameron, tal y como reza en la publicidad de la película, pero también señala a títulos de serie B menos populares como 'Virus', con Jamie Lee Curtis, la reivindicable 'Deep Rising (Misterio en las profundidades)', sin el toque de humor negro, o las excéntricas 'Leviathan. El demonio del abismo', del singular George Pan Cosmatos, y 'Profundidad seis', de Sean S. Cunningham, el de 'Viernes 13'. La cineasta irlandesa Neasa Hardiman, curtida detrás de las cámaras en series como 'Jessica Jones' o 'Happy Valley', escribe y dirige con oficio una apuesta total por el cine de género que pudo verse en festivales especializados como el de Sitges, en su sección oficial. Protagonizan esta aventura acuática Connie Nielsen ('Wonder Woman'), Dougray Scott ('El último pasajero') y Hermione Corfield ('Misión imposible: Nación secreta').
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