'Los chicos', el corto que denuncia la violencia machista «normalizada» de la prostitución

El cortometraje, escrito y dirigido por Jaime Dezcalla, cuenta la historia de un grupo de chicos jóvenes de entre 18 y 20 años, que se reúne en una casa para celebrar el cumpleaños de Javi (Gabriel Sánchez), un chico tímido e introvertido. Para celebrar la mayoría de edad de Jabato, sus amigos deciden contratar los servicios de Sara (Catalina Sopelana), una joven prostituta que irrumpe inesperadamente en la fiesta. Aunque inicialmente se muestra nervioso, Javi acepta el regalo de buen grado porque sabe lo que tiene que hacer con ella al haberlo visto en muchos vídeos.

'Los chicos' quiere reflejar una realidad que ya existe en España. Según el 'Informe Juventud en España 2020' del Injuve, el 10,6% de los jóvenes de entre 15 y 29 años reconoció haber consumido prostitución. Por su parte, la Agencia Española de Protección de Datos afirma que la edad media del primer acceso a la pornografía en España se sitúa entre los 9 y los 11 años, y es algo normalizado a partir de los 14. Dezcalla señala que, al preparar la documentación de esta producción, le llamó la atención los datos del consumo de esta práctica entre la población juvenil. «Uno de ellos era que la edad media del cliente de prostitución no es como yo pensaba que era, con un señor de mediana edad, con su whisky y su puro, sino que al parecer es mucho más común entre los jóvenes», subraya.

El corto de Cosmo también quiere reflejar la realidad de las personas que hay detrás de los datos y la cosificación de las mujeres, además del acceso a la pornografía en edades muy tempranas y erotización de la violencia sexual. «No sé por qué sigue pasando, pero si tuviera que decir algo diría que es falta de comunicación con los padres, falta de educación sexual en los colegios y esta concepción de que se puede comprar o alquilar el cuerpo de una muje», explica la actriz Catalina Sopelana.

Por su parte, el intérprete Gabriel Sánchez añade que 'Los chicos' es la historia de un grupo de amigos para que uno de ellos pierda la virginidad. «Habla entonces de la cosificación de la mujer para un fin que no tendría que ser exigido por el grupo, esa presión social para que uno de ellos pierda la virginidad, y de cómo se contrata a alguien y se usa el cuerpo de una persona para eso», indica.