«Me gusta el cine que no se toma demasiado en serio»
Entrevista ·
«Me gusta tanto 'Buffy, cazavampiros' que cuando terminé de verla decidí no ver ninguna otra serie nunca más», asegura el director que acaba de estrenar 'Espíritu sagrado', su ópera prima
'Espíritu sagrado', la estimulante ópera prima de Chema García Ibarra (Elche, 1980), está dando mucho de qué hablar. Inició su trayectoria con el premiado cortometraje 'El ataque de los robots de Nebulosa-5', obra de culto rodada entre familiares y amigos que ya apuntaba ... maneras y se paseó por numerosos festivales. A este inquieto cineasta no le gusta trabajar con actores profesionales, busca el humor y el drama en la naturalidad, en personajes inadaptados que se enfrentan a la realidad evadiéndose como pueden, incluyendo la creencia en la existencia de seres que vienen de otros mundos. Hablamos de un cine arriesgado, libre y personal que logra destilar hábilmente lo extraordinario de lo cotidiano. Una tragicomedia rica en ideas que genera atmósferas tan excepcionales como desconcertantes. Una buena oportunidad para degustar un cine diferente, que afortunadamente existe, de personas y sensaciones, en una cartelera abierta -por suerte- a lo inusual.
-El éxito de tu primer corto, ¿marcó tu estilo como autor?
-El primer éxito de ese corto fue hacerlo, terminarlo, mirarlo, y que me gustara mucho. Empecé a pensar en lo que quería explorar, algo relacionado con los gestos de los actores que yo no había previsto, que se habían generado de una forma espontánea por el hecho de ser actores no profesionales. Y desde entonces sigo con esa exploración.
-Suele ser larga la travesía para levantar tu primera película…
-He tenido la suerte de hacer siempre la película que he querido hacer. En cuanto el guion de 'Espíritu Sagrado', estuvo terminado empezó su financiación, que según me cuentan mis productores fue algo bastante fácil y rápido.
-¿Por qué rodar en celuloide?
-Por todos los avances tecnológicos aplicados durante más de un siglo al formato para que, como dice Claire Denis, el celuloide pueda retratar fielmente a una persona que se sonroja.
-Dicen que haces un cine «para cuatro frikis», ¿cómo te lo tomas?
-Me suena leer eso en un comentario de YouTube de 'El ataque de los robots de Nebulosa-5' allá por el año 2010, ¿no?
-Cierto, estarás acostumbrado. ¿De dónde viene tu interés por la ufología?
-De la ciencia ficción y de la búsqueda de lo fantástico en nuestra realidad. Me interesa mucho la persona que avista las luces en el cielo.
-¿Te ves jubilado de tertuliano en 'Cuarto Milenio'?
-Hace años vi el programa y se presentó un trabajo artístico de Joan Fontcuberta sobre un astronauta de ficción desaparecido, sin citar al autor e insinuando que se trataba de un caso real. Si llego a estar de tertuliano, se lía. Contestando a tu pregunta, sí.
Un fotograma de la película.
-Aquella fue sonada. No dejas claro si crees en otros mundos o es una simple excusa para la ironía, ¿es parte indisoluble de tu sentido del humor?
Cierta ambigüedad hay en mis películas entre lo fantástico y lo doméstico, que me permite rodar en un barrio de Elche mientras hablo de entidades cósmicas ancestrales y con la que intento conseguir una especie de película multidimensional que fusione la secuencia del viaje espacial de '2001, Una odisea en el espacio' y un reportaje de 'España directo'.
-¿Te imaginas rodando algún proyecto atendiendo a los cánones hollywoodienses?
-Lo que no veo es al cánon Hollywoodiense pidiéndome que ruede algún proyecto.
-Seguro que ya te han preguntado si estás preparando una serie, es la moda… ¿te interesa el formato?
-Me gusta tanto 'Buffy Cazavampiros' que cuando terminé de verla decidí no ver ninguna otra serie nunca más como señal de respeto.
-A eso se llama no perder el tiempo. ¿Qué echas de menos de tus comienzos haciendo cortos?
-Nada, nada. Me encanta que todo el mundo cobre, no ocuparme de cosas de la producción, no ser mi propio ayudante de dirección…
-Sabias palabras, ¿ha cambiado realmente el panorama audiovisual con la pandemia?
-Es pronto todavía. Hace falta que pase más tiempo para saber los efectos.
-Trabajas habitualmente con actores no profesionales, ¿eres peor que Hitchcock que no les guardaba respeto ?
-Peor director, pero mejor persona.
Un fotograma de la película.
-¿Ensayas con el reparto? En el propio rodaje surgirán momentazos…
-Ensayamos para posibilitar esos momentos, tratando de 'olvidar' el texto y de naturalizarlo. Intento que no memoricen el texto, que se basen sólo en la idea de fondo. Si yo te cuento algo que me pasó ayer, y luego tú se lo cuentas a otra persona, vas a respetar el fondo pero vas a cambiar las palabras, la cadencia, el orden de la información… Lo mismo con las ideas de ficción de 'Espíritu sagrado'.
-¿Cómo fue el casting? Si lo hubo...
-Largo, con más de 3.000 personas que se apuntaron a una oferta de trabajo «para interpretar personajes en una película. No es necesaria experiencia en interpretación ni contar con ningún físico particular». Evitamos usar la palabra 'casting', porque queríamos encontrar a personas a las que nunca se les hubiera pasado por la cabeza apuntarse a uno.
-¿Qué cine te atrae especialmente? La ciencia ficción, seguro...
-El cine que tiene misterio, humor, ideas locas, que no tiene solemnidad ni se toma demasiado en serio.
-¿Tocas otras disciplinas?
-Son las otras artes las que me han enseñado a escribir, que decía Robert Bresson citando a Stendhal en aquel famoso documental, cuando alguien le preguntó si tenía algún consejo para los jóvenes cineastas. Me interesa la música, el diseño, la literatura, la arquitectura, los videojuegos… Hace tiempo tuve un grupo de música que se llamaba Hikikomori y gané algunos eurillos en premios literarios.
-Si algún día alguna de tus obras no gana premios o no visita algún festival, ¿estás preparado?
-Quizá esa sea la obra que están esperando los miembros de la Academia del Cine Español para arroparme en su regazo.
Vídeo. El tráiler de la película.
-Destilas lo extraordinario de lo cotidiano, ¿inevitable ser un observador compulsivo?
-Es cierto que todo el rato estoy siendo cineasta, que veo los espacios ya como posibles localizaciones, que me quedo con todo lo que escucho, con un gesto que hace ese señor ahí enfrente, con lo que dice ese cartel… Vivo con un terror constante a que se me olvide apuntar algo minúsculo que no voy a usar nunca en una película, pero que me produce mucha ansiedad olvidar.
-La música no es omnipresente, pero tienen especial protagonismo algunos temas en 'Espíritu sagrado', casi como si fuesen videoclips…
-Me gusta mucho cuando el espectador comparte la escucha de la música junto a los personajes. Intento que se escuchen músicas frescas, inesperadas...
-La película habla de la fe, nos descubre una España no siempre reconocida y muchas cosas más…
-También habla sobre que si espolvoreas un poco de tierra de un cementerio sobre tu cama, luego duermes mejor. Es como volcar sobre ti un capazo con las cosas que me obsesionan.
-¿Dejas mucho de ti en cada uno de tus trabajos?
-Mi biografía es aburridísima, afortunadamente. Dejo algunas obsesiones estéticas, un sentido del humor muy basado en la broma semiprivada y bastante amor por las personas con las que ruedo.
-El cineasta de culto, ¿vive o sobrevive?
-Depende de si tiene padres ricos o no. Tengo la suerte de venir de una familia obrera que me ha dado todo su apoyo moral, pero los euros me los tengo que ganar.
-¿Cómo ves la educación audiovisual del espectador medio?
-Supongo que lo fácil es decir que falta educación audiovisual y es posible que tu pregunta ya prevea esa respuesta de gruñón. No creo que haya un espectador medio. Las películas encuentran ojos que quieran verlas por una combinación entre trabajo y azar.
-¿Algo estrenado en cine te ha agitado últimamente?
-'Memoria', de Apichatpong Weerasethakul. Ese plano, casi al final, rodado de esa forma…
-No hagamos spoilers. ¿Qué le recomendarías a alguien que empieza a contar historias con una cámara?
-Que se olvide inmediatamente de esa falsa equivalencia entre hacer cine y contar historias. Que experimente con lo que va más allá de la narración, que intente contar la ausencia de acontecimientos, que intente transmitir sensaciones no narrativas, que no tenga miedo del misterio y que no se deje atar por el esquema presentación, nudo y desenlace.
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