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Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef (El bueno, el feo y el malo), en un descanso de la película en Sad Hill, el cementerio ficticio que Sergio Leone levantó en Burgos para la película. R. C.
El bueno, el feo y el malo quieren su museo en Burgos

El bueno, el feo y el malo quieren su museo en Burgos

Sad Hill, el cementerio del mítico wéstern de Sergio Leone, en la comarca del Arlanza, busca completar su oferta con un centro de exposiciones con material de rodaje de películas del oeste. Los promotores cuentan con los fondos del escenógrafo Carlo Simi, que diseñó el icónico lugar y el vestuario de Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef

Sábado, 2 de septiembre 2023, 13:27

Sad Hill desprende un magnetismo especial pese a ser un cementerio ficticio. Acuden feligreses de todo el mundo y cinéfilos sobrepasados por las emociones. «No he visto nunca a tanta gente llorar de alegría como cuando llega a Sad Hill. Es algo mágico e indescriptible que se queda grabado en la memoria». Joseba del Valle (Bilbao, 49 años) se entusiasma cada vez que recuerda alguna anécdota de las vividas desde que en 2016 él y un grupo de amigos rescataron del olvido la famosa necrópolis circular donde se rodó el legendario duelo final de 'El bueno, el feo y el malo' (1966), a cinco kilómetros del pueblo burgalés de Santo Domingo de Silos. El espacio empedrado rodeado de 5.000 tumbas falsas sirvió a Sergio Leone para ambientar la escena que ha pasado a los anales del wéstern por sumergir al espectador en la tensión del momento.

Concluido el rodaje, Sad Hill permaneció allí pasto del abandono y tragado por la vegetación hasta que hace siete años Joseba y otros fans del peliculón de Leone decidieron recuperarlo a base de pico y pala. La admirable y fecunda labor quedó recogida en el documental 'Desenterrando Sad Hill' (2018), del gallego Guillermo de Oliveira, uno de los éxitos de Netflix. Desde entonces, el goteo de cinéfilos es un chorro incesante de viajeros fascinados por lo que ya es un santuario para los devotos del Lejano Oeste.

«Una mañana de invierno con el helador frío de Burgos estaba pintando tumbas junto a un compañero y se acercó una mujer sola de unos 70 años. Nos preguntó si nos encargábamos nosotros de pintar las cruces... le dijimos que sí. Automáticamente nos pidió emocionada que por favor pusiéramos una tumba a su padre, porque él siempre quiso inscribir su nombre en el lugar de sus sueños», cuenta Del Valle, que este mismo verano vio llegar un Volvo matrícula de Noruega del que se apearon dos recios vikingos de casi dos metros vestidos de arriba abajo de pistoleros del Far West. «No veas la escena, nos dejó sin palabras», rememora Joseba tocado con un sombrero de cowboy que desenfunda sobre su cabeza cada vez que pone el pie en Sad Hill.

5.000 Las cruces de madera en Sad Hill

El escenario del duelo final de 'El bueno, el feo y el malo' está rodeado de cinco mil cruces restauradas que en su momento sirvieron para apadrinar el arreglo de Sad Hill. Por 15 euros cualquiera podía tener una tumba (vacía, claro) con su nombre. Pero a raíz del éxito del documental 'Desenterrando Sad Hill', de Oliveira, las peticiones se desbordaron. Desde 2019 no hay más espacio para nuevas sepulturas. Un paseo entre las cruces revela los nombres de algunos ilustres fans o de quienes se han ganado contar con la suya por derecho propio. Está, por supuesto, la de Leone, Morricone, Carlo Simi, Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef. También la de Claudia Cardinale, que rodó 'Las Petroleras' (1971) en la zona, y la de todos los miembros de la banda de heavy Metallica, fans confesos de 'El bueno, el feo y el malo', la tumba más 'saqueda', por cierto. Y además no faltan los túmulos de otros devotos del wéstern como Álex de la Iglesia, Fito y fitipaldis, Antonio Mercero, Antonio Resines y el gran Chiquito de la Calzada. Y por supuesto, allí sigue la fosa más buscada de la película, la que guarda el fabuloso tesoro que persigue Tuco, la de Arch Stanton.

En Sad Hill (Colina triste), a los pies de la Sierra de la Demanda atravesada por el río Arlanza, se rodó el que seguramente es el cruce de miradas más icónico de la historia del wéstern.

Bajo esos inconfundibles acordes creados por el genial Ennio Morricone, la mítica secuencia final, esa sin palabras y de los primeros planos del trío de rostros graves, violentos y sudorosos, puso en el mapa del cine este enclave de la burgalesa Sierra de la Demanda. Metallica abre sus conciertos proyectando en una gran pantalla el cementerio de Sad Hill mientras 'The Ecstasy Of Gold', otra pieza de Morricone, acompaña a Tuco (Eli Wallach) en su frenética búsqueda entre un mar de cruces de la tumba de Arch Stanton, que contiene 200.000 dólares en monedas de oro. Es otra de las escenas estelares que la banda de James Hetfield ha elevado a categoría de obra de arte agrandando el fenómeno fan y el misticismo de Sad Hill. Y son centenares las peticiones para depositar allí las cenizas de algún ser querido. Tal es el vínculo emocional que se ha generado con ese lugar.

De arriba abajo, vista de Sad Hill; Joseba del Valle junto a Giuditta, hija del escenógrafo Carlo Simi, y responsable del legado que formaría parte del museo. La foto se hizo en la 'tumba' del padre de Joseba, Ismael, ya fallecido y que era muy fan de la película. Por último, Joseba a la entrada del cementerio de Sad Hill, con la silueta de Clint Eastwood en hierro forjado, que es el icono del lugar, obra del propio Del Valle. J. del Valle, Guillermo de Oliveira y Carlos Izquierdo
Imagen principal - De arriba abajo, vista de Sad Hill; Joseba del Valle junto a Giuditta, hija del escenógrafo Carlo Simi, y responsable del legado que formaría parte del museo. La foto se hizo en la 'tumba' del padre de Joseba, Ismael, ya fallecido y que era muy fan de la película. Por último, Joseba a la entrada del cementerio de Sad Hill, con la silueta de Clint Eastwood en hierro forjado, que es el icono del lugar, obra del propio Del Valle.
Imagen secundaria 1 - De arriba abajo, vista de Sad Hill; Joseba del Valle junto a Giuditta, hija del escenógrafo Carlo Simi, y responsable del legado que formaría parte del museo. La foto se hizo en la 'tumba' del padre de Joseba, Ismael, ya fallecido y que era muy fan de la película. Por último, Joseba a la entrada del cementerio de Sad Hill, con la silueta de Clint Eastwood en hierro forjado, que es el icono del lugar, obra del propio Del Valle.
Imagen secundaria 2 - De arriba abajo, vista de Sad Hill; Joseba del Valle junto a Giuditta, hija del escenógrafo Carlo Simi, y responsable del legado que formaría parte del museo. La foto se hizo en la 'tumba' del padre de Joseba, Ismael, ya fallecido y que era muy fan de la película. Por último, Joseba a la entrada del cementerio de Sad Hill, con la silueta de Clint Eastwood en hierro forjado, que es el icono del lugar, obra del propio Del Valle.

Solo en estos dos últimos meses más de diez mil fieles 'sadhileños' han peregrinado hasta el sitio, con picos de 300 personas al día, un filón para la comarca. «Estamos recibiendo muchísimos turistas extranjeros, principalmente franceses. Hace unos días vino uno con 93 años, la misma edad de Clint Eastwood, y allí estaba en Sad Hill bajo un sol abrasador con una sonrisa de oreja a oreja», describe Joseba, que se gana la vida como profesor de Formación Profesional en Salesianos Bilbao, pero dedica casi todo su tiempo libre a la promoción y mantenimiento del lugar, 'gratis et amore', a través de la Asociación Cultural Sad Hill. «En junio se puso en contacto con nosotros un catedrático universitario de Praga, perteneciente al club Volkswagen Beetle, que quería recorrer España en su 'escarabajo', pero su objetivo número uno era visitar Sad Hill. Cuando llegó no paraba de hacer fotos… se le saltaban las lágrimas. Había visto la película mil veces y estaba emocionado de pisar el mismo escenario del duelo final entre Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach», ilustra Joseba, que también es el autor de la emblemática silueta en hierro forjado que recibe al forastero a su llegada a Sad Hill.

El importante legado de Simi

Sad Hill y los pueblos de la comarca del Arlanza –entre ellos dos joyas monumentales como Covarrubias y Santo Domingo de Silos– buscan ahora añadir un nuevo atractivo a la zona con la creación de un museo de temática wéstern. Del Valle está promoviendo la iniciativa y lleva muy avanzadas las conversaciones con Giuditta Simi, hija de Carlo Simi, arquitecto y escenógrafo italiano, fallecido en 2000, y responsable del fantástico diseño a modo de circo romano del cementerio de Sad Hill, además de parte del vestuario de la película.

La creación del museo se ha ido gestando a lo largo de estos dos últimos años y empieza a ver la luz gracias a la «buena disposición» de la familia Simi –que visitó Sad Hill en 2016– para ceder material de atrezzo y bocetos de 'El bueno, el feo y el malo', y de otros rodajes en los que Carlo trabajó. Entre ellos 'Hasta que llegó su hora' (1968), 'Érase una vez en América' (1984) –ambas también dirigidas por Leone y con la música de Morricone–, 'Keoma' (1976), 'Oro Sangriento' (1969) o 'Django' (1966), protagonizada por Franco Nero, y que emuló Tarantino en su 'Django desencadenado' (2012).

Bocetos de Carlo Simi con dibujos del cementerio circular de Sad Hill, las tumbas que rodean ese espacio y finalmente segmento del plano del Puente de Langstone, levantado sobre el río Arlanza en Hortigüela, que vuela por los aires en la película. R. C.
Imagen principal - Bocetos de Carlo Simi con dibujos del cementerio circular de Sad Hill, las tumbas que rodean ese espacio y finalmente segmento del plano del Puente de Langstone, levantado sobre el río Arlanza en Hortigüela, que vuela por los aires en la película.
Imagen secundaria 1 - Bocetos de Carlo Simi con dibujos del cementerio circular de Sad Hill, las tumbas que rodean ese espacio y finalmente segmento del plano del Puente de Langstone, levantado sobre el río Arlanza en Hortigüela, que vuela por los aires en la película.
Imagen secundaria 2 - Bocetos de Carlo Simi con dibujos del cementerio circular de Sad Hill, las tumbas que rodean ese espacio y finalmente segmento del plano del Puente de Langstone, levantado sobre el río Arlanza en Hortigüela, que vuela por los aires en la película.

Entre los fondos del futuro museo se encontrarían los planos originales de los distintos escenarios burgaleses de la película: el cementerio de Sad Hill (Santo Domingo de Silos); el Puente de Langstone (en Hortigüela), que salta por los aires en la escena más espectacular; o el Fuerte de Betterville (en Carazo), un imponente campo de prisioneros nordista con fosos y empalizadas inspirado en grabados y fotografías reales de la Guerra de Secesión.

El poncho «imposible» de Clint

Y se contaría con vestuarios originales. No estará, seguro, el famoso poncho que viste Eastwood en la escena final. «¡Ya nos gustaría! Esa pieza está más cotizada que la Sábana Santa», sonríe Del Valle, que sitúa la emblemática prenda, «protegida por una vitrina antibalas», en un restaurante de Carmel, el idílico pueblo de California donde reside el actor y director y del que fue alcalde. «No tendremos el poncho, pero sí numeroso atrezzo de la película», promete Del Valle, que no deja de agradecer a la familia Simi «la confianza mostrada para un proyecto de tal envergadura. Esperamos estar a la altura, más aún valorando la repercusión que significaría para Burgos una propuesta que perfectamente pudiera haber recaído en otro lugar», señala en clara referencia a Almería y su desierto de Tabernas, en cuyos poblados del Oeste se rodaron numerosas escenas de 'El bueno, el feo y el malo' y de otros 'spaghetti western'. De hecho, el festival de cine Almería Western reconoció en 2018 a título póstumo los diseños que Simi desplegó en Tabernas con el premio a la trayectoria 'Leone in Memoriam'.

El museo acogería, además, actividades culturales, proyecciones, charlas y debates sobre el séptimo arte, con especial atención al wéstern. Para la ubicación del centro se baraja como primera opción el cercano monasterio de San Pedro de Arlanza (otro punto del rodaje burgalés del filme), rehabilitado recientemente y sin vida religiosa desde mediados del XIX. Está previsto que el cenobio acoja en una de sus alas una dependencia oficial del Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla, que rodea Sad Hill. La directora del Parque, Beatriz Cabeza, cuenta a este periódico que ella estaría «encantada» de compartir espacio con el museo y, de la mano del turismo cinematográfico, «promocionar los valores naturales y culturales de este precioso valle».

Monasterio de San Pedro de Arlanza, lugar propuesto para acoger el museo. En primer plano, Juan Fernández, hijo del chófer de Clint Eastwood durante el rodaje de la 'Trilogía del Dólar' entre 1964 y 1966. J. De Valle

El monasterio parece el lugar idóneo, pero en caso de que no pudiera finalmente albergar el museo, manejan un plan B con otras dos alternativas dentro del casco urbano de la villa medieval de Covarrubias. A su alcalde, Raúl Gredilla, la idea le parece «una oportunidad única para la comarca que no se puede dejar escapar». Y el regidor de Santo Domingo de Silos tampoco oculta su entusiasmo. «Sad Hill daría un enorme salto cualitativo con la creación de ese museo, sería la guinda del proyecto, todo un revulsivo para la comarca y otro aliciente más para los cinéfilos que, además de localizar los exteriores, podrían enriquecer esa visita con imágenes y objetos relacionados con una película mítica en la historia del cine», señala Emeterio Martín, alcalde «sin sueldo» de este pueblo de 270 vecinos y propietario de un pequeño hotel, el Tres Coronas de Silos, al que llegan viajeros atraídos por el claustro románico de la vieja abadía, el canto gregoriano de sus monjes benedictinos y «por supuesto, desde hace unos años, por Sad Hill».

El impulso final le corresponde a la Junta de Castilla y León, que «ve el proyecto con muy buenos ojos», apunta Del Valle, que destaca que el presidente Mañueco le transmitió personalmente su interés en este asunto. Sad Hill se recuperó tras medio siglo abandonado. Así que ojalá, el museo cuelgue pronto ese cartel de 'Wanted alive'. Palabra de pistolero.

Cameo de Carlo Simi, a la derecha, en 'La muerte tenía un precio', junto a Lee Van Cleef. R. C.

Carlo Simi, la mano derecha de Leone en la 'Trilogía del dólar'

Tras el ojo de Carlo Simi no solo se encuentra el diseño de Sad Hill. El escenógrafo y figurinista italiano creó también los poblados del Far West en Tabernas (Almería), el gran plató de los 'spaghetti western' rodados en los 60 en España. El Almería Western Film Festival reconoció en 2018 su trayectoria con el premio 'Leone in Memoriam', que recogieron su viuda Elisabetta y su hija Giuditta. Simi, fallecido en 2000, fue el responsable de los decorados de la 'Trilogía del dólar' de Leone. Sus diseños están presentes en 'Por un puñado de dólares' (1964), 'La muerte tenía un precio' (1965), donde hizo un cameo como el gerente del banco de El Paso con Van Cleef, y 'El bueno, el feo y el malo' (1966), entre otros filmes. En 2005 el Museo del oeste americano del Centro Nacional Autry en Los Ángeles expuso una muestra con gran parte de sus diseños, que formarían parte del museo en caso de que prospere la iniciativa cultural.

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