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El derecho a una muerte digna es el tema principal de 'Todo ha ido bien', la última película del cineasta francés François Ozon, la número veinte en su carrera. Presentada en la Sección Oficial del Festival de Cannes del pasado año, no trata un tema ... de fácil digestión, aunque se deja llevar por la comedia negra en algunos momentos para afrontar una problemática delicada que todavía en la actualidad, y probablemente por muchos años, está dando lugar a debates enfrentados. Hablar de la eutanasia puede resultar incómodo, Ozon lo sabe y decide normalizar el diálogo sobre tan espinosa cuestión a base de enlazar escenas cotidianas que se alejan de lo fúnebre, a pesar del posible desenlace.
La historia adapta la novela de Emmanuèle Bernheim. Un padre de familia de 85 años, inquieto y vivido, sufre un ataque cerebrovascular que le deja notables secuelas. Impedido, su deseo es abandonar la vida y para ello pide ayuda a una de sus hijas, justo con la que peor se lleva. El veterano André Dussolier encarna el difícil papel de enfermo, compartiendo encuadre con una sensacional Sophie Marceau. Charlotte Rampling también forma parte del elenco principal.
'Todo ha ido bien' echa a andar con el ensordecedor sonido de un TAC que explora los daños cerebrales del paciente protagonista. Mientras, sus hijas esperan el resultado del análisis del aparato infernal observando a través de un cristal. El ruido, terrible de por sí, penetra en la mente del espectador, unido a lo que puede significar. A diferencia de otras propuestas con similar temática, como 'Mar adentro', Ozon busca la luminosidad, con un casting muy cuidado, incluso en los papeles más pequeños, casi testimoniales. A base de flashbacks con un toque onírico aporta información sobre la relación del papel de Marceau con su progenitor, un tipo peculiar que se muestra contradictorio en su decisión. De hechuras sencillas, el trabajo actoral salva la papeleta del máximo artífice de recomendables cintas de culto de doble filo como '8 mujeres' y 'Swimming Pool', o la estupenda 'En la casa', aquí demasiado cauto en su exposición.
Ozon es un peso pesado si hablamos de cine de autor europeo reciente, aunque nos tiene acostumbrados a dar una de cal y otra de arena en su prolífica trayectoria. Es habitual que sus obras despierten filias y fobias entre crítica y público. Con 'Todo ha ido bien' no se arriesga en exceso a la hora de describir una situación complicada, aunque queda clara su postura. Dussolier defiende con buen oficio un rol contradictorio, el de un hombre vitalista que quiere irse antes de perder la dignidad que le queda.
Contenida y sobria, no se deja llevar por el exceso de dramatismo, lo que es de agradecer frente a efectismos lacrimógenos, pero el resultado nos suena, no está a la altura de otras maniobras del director de 'Sitcom', la ópera prima con la que se dio a conocer el llamado Almodóvar francés. Recordemos la originalidad de 'Ricky', donde proponía la historia de unos padres normales con un hijo extraordinario, un bebé inusual, con reminiscencias a 'Tobi', la entrañable película de Antonio Mercero protagonizada por Lolo García. 'Potiche', 'Amantes criminales', '5 x 2', 'Angel' y 'Mi refugio' forman parte de su interesante carrera, donde las relaciones humanas mandan. No hay experimentación en esta nueva exploración de los mecanismos del ser humano para liberarse de sus traumas.
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