La bicharraca con peluca

Jean Simmons ·
Siempre ha estado entre Audrey y Vivian Leigh. Físicamente. Pero también tuvo el encanto de los papeles de una y lo oscuro de los de la otra

Rosa Belmonte

Domingo, 21 de julio 2024, 01:42

William Wyler quería que Jean Simmons protagonizara 'Vacaciones en Roma', pero Howard Hughes la tenía bajo contrato y no quiso cederla a la Paramount. La princesa fue Audrey Hepburn. Jean Simmons siempre ha estado entre Audrey y Vivian Leigh. Físicamente. Pero también tuvo algo de ... los papeles de ambas. El encanto de los de una y lo oscuro de los de la otra. El magnate americano había comprado los seis meses de contrato que le quedaban sin que ella lo supiera a la J. Arthur Rank Organization en Inglaterra. A Simmons no le gustaba Hughes y menos estar bajo su yugo.

Además de demandar a la RKO, sabiendo que le gustaban las mujeres de pelo largo, se lo cortó para ver si la tenía sin trabajar hasta que el contrato llegara a su fin. Pero Hughes la quería en 'Una cara con ángel' (1952). Y quería que la película la hiciera Otto Preminger. Como necesitaba hacerla en seis meses para exprimir a Simmons, dio libertad a Preminger.

Frank Nugget (el guionista favorito de Ford) y Oscar Millard escribieron un guion casi perfecto (a veces sobre la marcha) descartando el inicial de Chester Erskine, que no le gustaba al director. Y Preminger (también productor, como Hughes) filmó una de sus obras maestras, aunque no sea la mejor, un noir freudiano con cuatro duros y en interiores.

Aunque en su biografía casi no la cita. Ni nombra a Jean Simmons, que borda a su malvada. Lo más parecido en su carrera fue su inquietante personaje en 'Narciso negro'. Aquí, una bicharraca con cara de ángel, como dice el título. No voy a contar lo que hace porque puede haber gente que no haya visto la película. Les envidio. También disfrutar del final inesperado. Sí puedo decir que lleva peluca. En el fondo, lo mejor de la película es Jean Simmons.

Tan dulce como manipuladora

Diane (Simmons) es la hija de un escritor tan afamado como acabado (Herbert Marshall). Está casado con una millonaria («Un escritor que se casa con una viuda rica no volverá a escribir nada salvo cheques»). A la casa llega Frank (Robert Mitchum), un conductor de ambulancia porque la millonaria y madrastra casi muere asfixiada por gas. El asunto se queda en accidente. Frank es contratado por la familia y cae bajo las garras de Diane. Digamos que como Fred McMurray cae bajo las de Barbara Stanwyck en 'Perdición', solo que a Stanwyck se le ve la cara de mala y a Simmons, no. Es verdad que también hay cierto parecido de 'Cara de ángel' con 'Retorno al pasado'.

Diane manipula a Frank haciéndole creer que su madrastra quiere asesinarla. Diane es tan dulce como manipuladora. A Diane se le pueden aplicar todas esas expresiones que se atribuyen a las mujeres malvadas. De mala pécora a mosquita muerta (tiene gracia que Darryl F. Zanuck la quisiera para hacer de Miss Casswell en 'Eva al desnudo', pero J. Arthur Rank no quiso cederla a la Fox). Lo curioso de la película de Preminger es que consigue que no odiemos a nadie. Y no es solo por esos planos medios con los que los personajes quedan en la lejanía. Una acaba entendiendo la maldad y la degradación moral de Diane. En la escena en la que se pone la chaqueta de hombre y se acurruca en el sillón hasta produce ternura por su fragilidad. Pero no nos confiemos.

La Sarah Brown de 'Ellos y ellas', la achuchable Julie Maragon de 'Horizontes de grandeza' (cómo no va a dejar Gregory Peck a Carroll Baker por ella) o la cautivadora Varinia de 'Espartaco' es en 'Cara de ángel' ruin y depravada. La más encantadora de las malvadas.