Arantxa Echevarría: «Me encantaría que Woody Allen y Polanski no fueran unos cabrones»

La ganadora del Goya a la mejor dirección novel por 'Carmen y Lola' ha pasado de una historia de gitanas lesbianas a dirigir 'El Cid' para Amazon: «Cuando me llamaron pensé que se habían equivocado. Querían un punto femenino dentro de la épica de la historia en un equipo con muchos hombres». Casada y con dos hijos de uno y tres años, la directora se dispone a rodar en pocas semanas 'La mujer perfecta', una comedia con vocación comercial con Belén Rueda y José Coronado sobre una cincuentona en crisis. Su despacho en la productora madrileña La Zona está forrado de notas adhesivas con las secuencias del filme.

-Ha triunfado con una película de mujeres lesbianas y además gitanas, todo un órdago a lo grande.

-Y me ha salido bien. Fue una locura, cuando iba a ver a los productores, que suelen ser mayoritariamente hombres, me decían a quién podía interesar esta historia. Y resulta que viendo la taquilla que hizo deduces que a la gente le llama la atención lo diferente, lo desconocido, aunque sea algo muy cercano. Fue un órdago que me podía haber salido mal. Tuve la suerte de que el comité de selección de Cannes vio la película con cariño, pero conozco tantas óperas primas de mujeres de temática arriesgada que no se han visto…

-Lo siguiente que ha hecho es algo que suena muy machirulo, la serie de El Cid para Amazon.

-Cuando me llamaron pensé que se habían equivocado. Querían un punto femenino dentro de la épica de la historia en un equipo con muchos hombres, buscaban la visión de una mujer. Pensé, qué arriesgados. La épica también tiene amor, sensibilidad, la sangre y los hostiones tienen un por qué. Ha sido muy divertido, mi capítulo no tiene nada que ver con el resto. A Amazon le ha gustado mucho.

-Almudena Grandes sostiene que la maldición del feminismo español es que la mujer está condenada a ser eternamente pionera porque sus logros no se consolidan.

-Sí. Nos toca ser pioneras porque estamos todo el rato rompiendo los moldes. Cuando nos dejan un poco de hueco somos las primeras, el problema es tener una continuidad, crear unos referentes que sirvan a las chicas que vienen detrás. Hay muchas primeras películas de mujeres directoras, lo más complicado es encontrar una segunda y ya no te cuento una tercera. Una carrera de un hombre suelen ser muchas películas. A mí, 'Carmen y Lola' me costó seis años levantar. Te arruinas emocional y económicamente. Y no puedes pagar ese precio cada seis años. Necesitamos productoras, crear una industria y dejar de ser pioneras. Yo me siento a veces como en 'La diligencia', con el carromato y un grupo de mujeres, rodeadas de indios. ¿Llegaremos al fuerte?

-Cuando recogió el Goya se lo dedicó a los que no eran capaces de ponerse en la piel de otros, en alusión nada disimulada a Vox. El machismo ultramontano que defiende Vox ha provocado que otros partidos se acerquen a sus posturas para arrebatarles votantes. Volvemos a hablar de temas que ya parecían superados.

-Me da mucho miedo. El PP siempre ha sido centro derecha, pero ahora se está escorando hacia Vox. Y Ciudadanos. Derechos que nos han costado mucho a las mujeres pueden desaparecer en un soplo. Dos legislaciones mal hechas y se cercenan derechos no solo de las mujeres, sino de las minorías. Ahora mismo, las mujeres deberíamos sentirnos como minoría para los intereses políticos. Por otro lado, creo que toda esta corriente está haciendo que los partidos se den cuenta de que estamos ahí y de que no se nos debe insultar. No se debe hablar de violencia interfamiliar y cosas así porque son insultos. No os metáis con nuestros derechos, porque la podemos liar parda. De verdad, me ha costado mucho estar donde estoy.

-¿Le molesta la etiqueta de cine de mujeres?

-Muchísimo. Estoy harta de oírla. Siempre se ha utilizado de modo despectivo. Buah, cine de mujeres: cine intimista, de poco presupuesto, hablando de las cosas que solo os interesan a vosotras, la maternidad, la menstruación… Prefiero hablar de cine de la nueva generación. Hay mujeres con una nueva mirada y una nueva lectura de la realidad. Si podemos evitar que haya festivales de mujeres y cine de mujeres significará que hay igualdad.

-¿Que le parece el anuncio de que Cultura reservará un 35% de las ayudas al cine a películas dirigidas por mujeres?

-Muy interesante. Creo en la discriminación positiva. El cine es un reflejo de la sociedad, solo hay un 5% de mujeres CEO en las quinientas empresas más grandes del mundo. Y solo un 20% en las jefaturas de administración de las grandes empresas del IBEX. En el cine también tenemos poca visibilidad, y eso nos obliga casi a dar nuestra vida en la primera película. Conozco a tantas mujeres que se han quedado en el camino… Esta discriminación positiva hará que los productores empiecen a mirar en el mundo del corto y el documental, que han sido más fáciles de acceder para nosotras, y apuesten por la mirada femenina. No les va a quedar más remedio, porque van a querer ese trozo del pastel de las subvenciones. Y será maravilloso porque encontraremos muchísimas nuevas voces. Espero que esta ley en cinco o seis años deje de tener sentido al estar ya consolidadas. Pero por ahora la necesitamos.

-Lo que no hay son productoras.

-Ni directoras de fotografía, ni sonidistas, ni eléctricas… Nunca ha habido mujeres en las partes técnicas, solo en el montaje, porque Hollywood las hacía trabajar en sótanos, con productos químicos, en un trabajo artesanal como de costurera. Ahora mismo solo hay dos distribuidoras de cine de mujeres en España, 21 directoras de fotografía que hayan hecho mas de dos películas y poquísimas productoras, que tienen la obligación moral de producir a otras mujeres. Yo también la tengo a la hora de buscar una directora de fotografía, una compositora… Tengo que echar un cable a la gente que viene por abajo, hacerles subir un escalón.

-La directora chilena Pepa San Martín reconoce que en su profesión se ha sentido más discriminada por ser mujer que por ser lesbiana.

-Yo también. Ser mujer es algo que se ve, es obvio. Yo siempre me he calificado primero como mujer y después directora. En un mundo tan masculino como el cine, donde hay millones en juego, al que te da el dinero le da igual con quien te acuestes. Si un productor hombre tiene seis directores y una directora, es más fácil que elija a un hombre por cercanía de gustos, estereotipos culturales, educación judeocristiana. A mí me han dicho mucho, pero bonita, en qué líos te metes con esto de las gitanas. ¿Alguien se lo diría a Urbizu? Yo he tenido que aguantar esos comentarios paternalistas con el bracito en la espalda. ¿Por qué no haces una película más facilita?

-Una vez me dijo que convertirse en «la directora lesbiana» le cerraría todas las puertas.

-Claro. La sexualidad de cada uno es una chorrada, no creo que te defina acostarte con hombres o con mujeres, eso le tiene que dar igual al productor y al espectador.

-Pero sí que hay un cine gay militante.

-Sí, pero tampoco creas que hay tantas directoras que han hecho un cine muy gay. Si eres cineasta cuentas lo que sientes y te apetece. Con 'Carmen y Lola' me apetecía hablar del primer amor, algo que yo conocía. Ahora, con 'La mujer perfecta' me meto con la crisis de una mujer de cincuenta y pico, que soy yo. Me da igual que el personaje sea homosexual o hetero. Con cincuenta años tienes experiencia vital, tranquilidad económica, hijos criados… Ahora puedes disfrutar. Otros en cambio sienten un vacío existencial, la decrepitud…

-¿Qué piensa de esas chicas jóvenes que dicen que ellas no son machistas ni feministas?

-Las mataría. Me da miedo, porque hay gente importante diciendo cosas así. Esa frase es fruto del desconocimiento. No saben qué significa feminismo, que es la igualdad de derechos, estoy convencida de que todos somos feministas, salvo un pequeñísimo tanto por ciento de maltratadores y asesinos. Nadie quiere que alguien sea inferior que tú. Siempre que doy charlas con chavales les digo: que sepáis que todos sois feministas. Siempre hay alguno que dice que no. Y entonces le pregunto: ¿tú crees que yo tengo los mismos derechos que tú? ¿Sí? Pues ya ves, eres feminista. Yo creo en el feminismo desde la sororidad, todas las mujeres tenemos que echarnos un cable, y en un feminismo aliado al hombre. Sería absurdo luchar contra vosotros, necesitamos que os deis cuenta de que necesitamos vuestra ayuda.

-¿Quiénes serían las heroínas reales del #MeToo?

-La asistenta que trabaja en casa de un señor al que tiene que hablarle de usted, la señora de limpieza de una oficina… Todas esas son las del #MeToo, se lo han comido entero cuando llegaban a casa y el marido les decía: '¡Ponme la mesa!'. Yo he vivido el #MeToo al volver a casa y escuchar pasos detrás, en la mirada de un taxista…

-¿Qué le llama la atención del nuevo feminismo?

-A las manifestaciones feministas solo íbamos las viejas. Y en el anterior 8-M descubrí mucha gente joven, adolescentes que se han puesto las mallas de supermujer y que han salido a reivindicar y divertirse. El 8-M sirve para recordarnos a todas que estamos ahí, que si necesitas un cablem ahí voy a estar. Este 8-M me encantaría que hubiera más chicos, porque el feminismo es una fiesta de todos, no quiero que nadie esté excluido.

-¿Que haría si mañana le llama Woody Allen?

No lo sé, es complicado. Es como Bertolucci. 'El último tango en París' es una de mis película favoritas, pero cuando me enteré de la historia detrás la vi con otros ojos. El recuerdo del baile de Marlon Brando y Maria Schneider me sigue haciendo llorar. También me fascina 'Repulsión' de Polanski. Qué complicado que gente que comete errores que destrozan vidas sea también capaz de hacer cosas tan bellas. Es una putada, me encantaría que no fueran unos cabrones.