Álex de la Iglesia muestra las tripas de su cine

Pero lo interesante del vídeo en la primera gran muestra dedicada a la carrera del realizador bilbaíno, abierta hasta el 16 de enero, es cómo esa obsesión por la imaginería y el significado de la Semana Santa se mantiene en películas como 'Perdita Durango', que contiene una crucifixión, o en su reciente serie para HBO '30 monedas', de la que se exhibe material de atrezzo como la corona de espinas de Jesucristo, los clavos con los que se le crucificó y, por supuesto, las treinta monedas de Judas. «La exposición demuestra que Álex no ha cambiado tanto en estos treinta y tantos años, sigue fiel a sus obsesiones. Continúa siendo un dibujante y todas sus películas han nacido de dibujos», certifica Arturo García, alias Biaffra, director artístico de las películas de De la Iglesia junto a José Luis Arrizabalaga, comisario de la muestra y uno de aquellos 'performers' de la Safi con veintipocos años. «Fueron unos años bastante locos en los que hacíamos cosas sin ninguna vocación comercial, es más, solo perdíamos dinero», recuerda. «Hasta que nos vinimos a Madrid».

Biaffra y De la Iglesia se conocieron con 14 años en el Museo de Reproducciones Artísticas de la capital vizcaína, al que acudían para recibir clases de dibujo y tomar apuntes del natural de estatuas. El primero estudió Bellas Artes en la UPV y el segundo Filosofía en Deusto. Les unía su amor por el cómic y por las películas, que devoraban en la Cinemateca del Museo de Bellas Artes y el Cineclub Fas. De aquella actividad frenética y desprejuiciada da testimonio la exposición de Filmoteca Española, que recupera cómics y fanzines del realizador en el espacio titulado 'Bilbao, 1988'. Como 'Comando salvaje', tiras protagonizadas por unos terroristas sin mucho cerebro publicadas en 'Gaur Express', un periódico que duró siete meses en 1989, y que atesoran la misma mirada ácida sobre el terrorismo de 'Acción mutante'. O 'Burdinjaun', un superhéroe vasco que nace cuando un antiguo sindicalista de Altos Hornos y pelotari es arrojado a una fundición. O 'La Cosa de la Ría', un monstruo que mora bajo las aguas del Nervión y que aparecía en las páginas de 'La Ría del Ocio'. Una fotografía con un jovencísimo De la Iglesia rodando su primer cortometraje en Súper 8, 'Norte por noroeste', da fe de sus deseos de hacer cine, que se acrecentaron después de ocuparse de la escenografía de 'Todo por la pasta', de Enrique Urbizu.

Los story boards, dibujos y diseños de la exposición recuerdan a cada paso al gran dibujante que dejó de hacer cómics para rodar películas. «Álex llena los guiones de dibujos. Te puede enviar un fax con una caricatura o dibujarte en una servilleta para que entiendas perfectamente lo que quiere. Otra cosa es que se pueda llevar a cabo», explica Biaffra, quien reconoce que no se dedicaría a esta profesión de no ser por el autor de 'La comunidad'. De entre todos los rodajes destaca como especialmente duro el de 'Perdita Durango', la aventura en México y EE UU del director. Y el de 'El día de la Bestia'. «Ya habíamos hecho 'Acción mutante', donde nos atrevimos con platillos volantes, efectos especiales y un gran presupuesto. Pero en 'El día de la Bestia' por primera vez fuimos conscientes del peso de lo que hacíamos, casi acabamos todos enemistados». De la Iglesia presenta este sábado en el Festival de Sitges 'Veneciafrenia', una película que llega a los cines el 26 de noviembre. Pero es que ya ha rodado otra, 'El cuarto pasajero', que le trajo a Bilbao para cerrar el círculo que empezó con 'Acción mutante' hace casi treinta años.

«Álex es feliz en los rodajes», apunta Biaffra. «No les gustan los preparativos y cada vez es más impaciente, lo notas en las anotaciones que te da de manera rápida. Lleva varios proyectos a la vez y después está su faceta de productor». Su fama de duro en los rodajes no es gratuita. «Digamos que es exigente por decir algo suave», se ríe el director artístico. «Álex es muy leal y se rodea siempre de la misma gente. Te lleva hasta el límite, pero eso está muy bien». La exposición madrileña es un festín para los cinéfilos, que pueden detenerse en el proceso creativo de cada película a través de los story boards, partituras musicales, fotografías o material promocional. De las claquetas que el propio director fabricaba para 'Mirindas asesinas' a las máscaras carnavalescas de 'Veneciafrenia', pasando por trabajos publicitarios o proyectos que no salieron, como 'Fu- Manchú' y la serie de películas sobre El Santo. «El caos carnavalesco de la vida, la cara más grotesca del ser humano, la Historia de España como fiesta y tragedia», son los grandes temas de una filmografía que cambió la faz del cine español y que resume Jordi Sánchez-Navarro en el catálogo de la muestra.