«No quería hacer un monstruo»
Eneko Sagardoy, actor ·
El intérprete vasco con más futuro se mete en la piel del Gigante de Altzo en ‘Handia’Secciones
Servicios
Destacamos
Eneko Sagardoy, actor ·
El intérprete vasco con más futuro se mete en la piel del Gigante de Altzo en ‘Handia’Eneko Sagardoy (Durango, 1994) vivirá esta semana el estreno de ‘Handia’ y de la versión teatral de ‘Obabakoak’. Otras tres películas, ‘Errementari’, ‘La higuera de los bastardos’ y ‘Cuando dejes de quererme’, también han contado con este licenciado ... en Comunicación Audiovisual, que ha fichado la representante de Penélope Cruz. Él es Joaquín Miguel Eleizegi, el Gigante de Altzo, que desde sus 2,42 metros contempla cómo el mundo cambia en la nueva película de los autores de ‘Loreak’, desde hoy en las salas.
– ¿Cuánto mide?
– 1,84, ja, ja. Cuando me llamaron para el casting les dije, oye, que me falta cuerpo. Fíjate la magia del cine lo que hace.
– Visitó en Altzo el caserío donde nació Joaquín Miguel y la iglesia en la que todavía quedan las marcas de su altura según iba creciendo.
– Fui de alguna manera a pedirle permiso para encarnarle a mi manera. Eso añadió un valor afectivo a la construcción del personaje. Me inspiró mucho ver el paisaje con el que creció, las montañas y ríos en las que reflejaba sus ilusiones y se salvaba. Esa oportunidad pasa pocas veces cuando das vida a un personaje real.
– El Gigante de Altzo nunca dejó de ser un aldeano, un casero que recorrió el mundo.
– Sí. Yo quería mostrar su capacidad de sorprenderse, como si fuera un niño que descubre un mundo nuevo. En sus primeras salidas se refugia en su hermano. Al final, ya le inspiran libertad. A Joaquín Miguel le sucedió como a los soldados que parten al frente, que se quedan estancados en el tiempo. Es como si nunca hubiera salido del caserío de Altzo.
– ¿Qué le asustó a la hora de encarnar a un personaje ‘monstruoso’?
– Caer en la parodia, hacer un monstruo. ‘El Hombre Elefante’ ha sido una referencia, como ‘Freaks’. Quería humanizar a un chaval que hasta los 20 años era como yo, normal. Después enfermó y empezó a crecer. He tratado de reflejar la claustrofia que sentía en su propio cuerpo.
– ¿De dónde sale usted?
– No tengo un título oficial de Interpretación. Empecé con 14 años en la Ikastola de Durango, porque el teatro allí es obligatorio. Estuve en un grupo, Karrika, y a los 18 entré en ‘Goenkale’ mientras estudiaba Comunicación Audiovisual. Notaba mis carencias y me formé en laboratorios teatrales. Ojalá no pare de estudiar nunca.
– Es un cinéfilo exquisito: Von Trier, Haneke, Carax...
– También me van los ‘blockbusters’, ¿eh? Me gustan las películas que me paran los pies, que sacan a la superficie sentimientos que no experimento en la cotidianidad. El arte tiene que revelarme cosas constantemente.
– Su agente es la poderosa Katrina Bayonas. ¿Listo para el salto a Madrid?
– Ojalá. Intento ser muy precavido. Aunque no entiendo bien eso de salto, porque trabajar en Madrid no es un salto. Yo prefiero hablar del reto de hacerlo con directores que siempre he admirado. Este último año he dicho no a dos proyectos de televisión en Madrid, podía permitírmelo; después de cuatro películas prefería hacer teatro con Calixto Bieito. Estoy aprendiendo a decir que no, pero si dentro un año necesito trabajo haré lo que sea.
Saad Kaiche no pasó desapercibido en la fiesta de clausura del Festival de San Sebastián. Este argelino de 2,32 metros y 58 y medio de pie da vida al Gigante de Altzo en algunos planos de la película. Exjugador de baloncesto, Kaiche, de 31 años, ha vivido en la calle y tenido mil oficios. Le gustó tanto Euskadi durante el rodaje que se ha quedado a vivir en Urretxu, donde busca trabajo y entrena con el club de basket Goierri.
«¿Es retrasado? No, es vasco», se escucha en un momento de ‘Handia’, que debe verse en su versión original para saltar del euskera al torpe castellano que hablan sus protagonistas. Miguel Joaquín Eleizegi y su hermano abandonan los valles de Gipuzkoa para vagar por un mundo en transformación. Esta no es (solo) una fábula sobre el Hombre Elefante vasco. Jon Garaño y Aitor Arregi confrontan progreso y tradición, ciencia y superstición, caserío y civilización.
¿Es más importante la leyenda o la realidad? ¿Perdura el mito y no la persona? De todo eso habla una cinta que marca un antes y un después en la historia del cine vasco por sus ambiciones temáticas y estilísticas. El Gran Premio del Jurado en el festival de San Sebastián avala este paso de gigante de los autores de ‘Loreak’, que llevan a rajatabla una máxima que se aprende en cualquier escuela de guion pero que muchos cineastas olvidan: habla de lo local y serás universal.
‘Handia’ desborda ideas, temas y sugerencias. Lo hace con una cadencia morosa, parca en palabras, confiando en la imponente fuerza de sus encuadres con tiralíneas. Esta es una película en la que un vasco le enseña sus partes a una reina de los Borbones. Así de revolucionaria.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.