'Jim & Andy', cuando Carrey encontró a Kaufman
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Un documental cocido a fuego lengo a partir de una entrevista a Jim CarreyEs uno de los hypes audiovisuales del momento, y no es para menos: el material de partida es sumamente atractivo. Pongamos que por fin alguien, léase Chris Smith, responsable de 'Collapse' y 'La piscina', con la producción del mismísimo francotirador Spike ... Jonze, puede utilizar el material grabado entre bambalinas durante el rodaje de la portentosa 'Man on the Moon' (1999), el testimonio en imágenes de un trabajo poco usual, el desconcertante cómo se hizo de una inquietante obra magna.
El propósito es crear un documental excepcional, completando el jugoso plato cocinado a fuego lento con una entrevista mayúscula a Jim Carrey, el actor principal, casi dos décadas después de su notable esfuerzo actoral, el mismo que le dejó tocado y casi hundido (en un mar de comedias con pingüinos y muecas locas).
'Jim & Andy' parte de cerca de cien horas de videos que documentan la transformación del protagonista de la reivindicable “Un loco a domicilio” en el cómico Andy Kaufman, un tipo tan ingenioso e iconoclasta como impredecible y controvertido, cuyo humor rompió esquemas y se anticipó al auge de la etiqueta posthumor, utilizada indiscriminadamente en la actualidad. Entre otras lindezas, boicoteaba programas de televisión y lanzaba exabruptos sin venir a cuento. Traspasaba límites sin estar de moda, con una idea entre ceja y ceja: no dejar indiferente al respetable.
Carrey consiguió el papel tras un proceso de casting. Insistió en presentarse, algo que ya no le hacía falta para encontrar trabajo. Logró convencer al incrédulo Milos Forman, clavando al milímetro una de las populares actuaciones de Kaufman en un video que puede verse parcialmente en 'Jim & Andy'.
El rostro de 'El show de Truman' no se quedó en la mera interpretación gestual, su especialidad. Fue más allá y se dejó poseer por el espíritu del propio humorista de culto y sus múltiples caras, incluyendo al malencarado Tony Clifton.
Así se comportaba en el rodaje, delante y detrás de las cámaras, como el personaje real al que rinde tributo el biopic, una auténtica locura para sus compañeros de plató, tal y como puede verse en el documental. Las caras que pone Danny DeVito son antológicas. A Forman apenas le hace caso. Paul Giamatti no oculta su perplejidad. El ambiente, aparentemente incómodo, fue grabado por la exnovia de Andy, Lynne Margulies, y su amigo Bob Zmuda, también artista. El notable esfuerzo interpretativo permitió a Carrey alzarse con un Globo de Oro, pero tal y como demuestran las imágenes, quizás se quedó tocado en el camino, fuera de control. Dieciocho años después reflexiona sobre aquellos momentos inmortalizados desde la distancia, sin ocultar cierto exceso de ego.
Entre otros llamativos detalles, habla de sí mismo, de sus logros, en tercera persona. Ahí es donde está lo mejor del filme, ese lado oscuro que podemos entrever, esa obsesión por ser otro y ser reconocido por la masa, el centro de atención absoluto. No se explaya cuando toca diseccionar su profesión, evitando todo indicio de catarsis. Habla de fama y dinero como objetivos: la sobada anécdota del cheque de 10 millones de dólares, el sueño americano cumplido. Destacar entre los demás como obsesión, crearse a sí mismo para triunfar. Después de alcanzar su meta, su mente probablemente hizo crack.
'Man on the Moon' tardó cuatro meses en rodarse. Probablemente no sería la película que es sin la intensa y alucinante labor de Carrey. La cuestión es, ¿hasta qué punto se puede llevar un trabajo hasta el extremo para conseguir un gran resultado cuando trabajas en equipo? ¿Debe un actor ser odioso en el rodaje si lo es su rol? Igual que Bela Lugosi acabó creyéndose Drácula, Carrey se levantaba y se acostaba en la piel de Kaufman. La creación del personaje vampiriza a la persona.
Hay metalenguaje en 'Jim & Andy', quedan expuestas las tripas del cine hasta el punto de que puede parecer un falso documental. Conocida es la faceta de pintor megalómano de Carrey, que no llamaba la atención desde un punto de vista artístico desde la onírica '¡Olvídate de mi!', sensacionalismos aparte. Sonado fue su veto a la segunda parte de 'Kick-Ass' tras pasar por caja por sentirse apabullado por tanta violencia gratuita en escena, como si no hubiese leído el guión. En 'Amor carnal', su participación más reciente en un reparto, apenas se le reconoce. El documental estrenado en Netflix se antoja un punto y aparte en su carrera, como si la mitad de 'Dos tontos muy tontos' se hubiese quitado un peso de encima, el fantasma de Andy Kaufman. Jim, vuelve a la realidad.
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