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El nombramiento de Mario Herrera como director general de Participación, un cargo de nuevo cuño incardinado en la también recién creada Consejería de Participación, Cooperación y Derechos Humanos, debe entenderse como un desafortunado desliz en la arquitectura de los primeros niveles del nuevo Ejecutivo de ... La Rioja.
El mal gusto y la gravedad de unos insultos, ya conocidos antes de su designación, que dedicó a la hoy expresidenta de Castilla-La Mancha María Dolores de Cospedal, a la que en una red social llamó 'zorra' en un burdo intento de juego léxico que sólo alcanzó el grado de zafiedad, ponen en evidencia un talante incompatible sin atenuantes con cualquier cargo público de responsabilidad en una institución como el Gobierno regional.
Ni el tiempo transcurrido desde aquella ordinariez ni siquiera unas presuntas disculpas que Herrera habría trasladado a Cospedal, a las que hizo ayer referencia la presidenta Andreu, rehabilitan a quien ha demostrado semejante incivilidad. La imposición de este nombre por parte de la consejera Romero dice también poco a su favor en su condición de mujer y de pretendidamente progresista y, además, sitúa a la jefa del Ejecutivo en una tesitura más que incómoda.
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