Un documental puede cambiar la percepción que tenemos de un personaje público. Si 'Anatomía de un dandy' nos descubrió a otro Francisco Umbral, 'Los diarios de Andy Warhol' humaniza a un artista enigmático, del que no sabíamos demasiado, más allá de su manida frase de ... que, en el futuro, todos seremos célebres durante 15 minutos. Conoceremos sus complejos, su sexualidad, su ambición...

Publicidad

Paradójicamente, Warhol fue el artista más popular de su época. Entendió muy pronto cómo servirse de los medios y no le hizo ascos a presentar un programa de entrevistas en la MTV o a aparecer como actor invitado en 'Vacaciones en el mar'. Claro que lo de actor es mucho decir: al igual que Dalí, se fabricó un personaje con una máscara impenetrable. Pero si el catalán era puro dadaísmo y espectáculo, el pintor de las latas de sopa Campbell siempre se mostró hierático y cortante bajo su peluca.

La apasionante serie documental de Netflix, producida por Ryan Murphy, demuestra que toda la dinámica de la popularidad fabricada por las redes sociales ya la anticipó Warhol, maestro en usar el simbolismo de la publicidad como lenguaje. Fue el primer tuitero, el primer 'tiktoker'. La abrumadora cantidad de información hará levitar a quien le interese la escena artística y hedonista de Nueva York en los años 70 y 80. De las fiestas en Studio 54, a las que el artista era asiduo, a episodios anotados en su diario de los que el documental muestra imágenes: Warhol retratando a Miles Davis en una fiesta a cambio de que toque la trompeta, Warhol en casa de John Lennon mientras un fulano trastea con el ordenador de su hijo Sean –un tal Steve Jobs–, Warhol recogiendo a Bianca Jagger en casa del modisto Halston para ir juntos a ver 'Fiebre del sábado noche'...

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad