La supresión de la barra libre en el gasto público permitida por Bruselas para combatir primero la pandemia y después los efectos de la guerra en Ucrania anuncia el regreso de la economía europea a la normalidad y, con ella, a la disciplina fiscal. La ... advertencia de la Comisión de que al elaborar sus próximos Presupuestos los socios de la UE deberán tomar como referencia un déficit del 3% y una senda de rebaja «creíble y continua» de su disparada deuda presiona singularmente a España y también a Italia. Pese a las normas más flexibles en este terreno que se propone aprobar la Unión, la mejora de ambos desequilibrios el pasado año en nuestro país es manifiestamente insuficiente para cumplir las exigencias comunitarias sin ajustes a corto plazo. Un esfuerzo que tendrá que ser más intenso cuanto más tarden las administraciones en moderar el crecimiento del gasto, compensado en los últimos meses por un paralelo aumento de los ingresos tributarios a causa de la inflación. La necesidad de situar el déficit y la deuda en niveles más saludables no exime a la UE de actuar con el máximo realismo para que las nuevas reglas fiscales no generen problemas más graves de los que pretenden combatir.

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