Secciones
Servicios
Destacamos
Uno de los mejores momentos de la boda del sábado fue cuando salimos a la terraza del Gran Casino y empezamos a recordar nuestra fiebre adolescente por el rock. Ahí estábamos en una tarde chispeante del otoño santanderino con la luz en retirada, despidiéndose ya ... el sol en finos destellos de almíbar reflejados en los vasos de cubatas que movíamos gesticulando mucho un grupo ruidoso de cuarentones en traje y corbata. Volvimos a aquellos días frenéticos en los que montábamos bandas y tocábamos en un garaje y nos echábamos unos a otros por cantar mal o llegar tarde a los ensayos. Entonces en pleno cabreo juvenil armábamos otro grupo paralelo, algún proyecto acústico, o una banda a la que le faltaba un bajista o un batería sin dejar nunca de estrechar unos lazos de amistad que han pervivido hasta hoy a pesar de las distancias que nos ha impuesto la vida.
Todo esto lo recordamos entre carcajadas y fue como tener otra vez quince años y ver de nuevo esas calles de Logroño por las que íbamos y veníamos los fines de semana. Max Aub dijo que uno es de donde cursó el bachillerato, por eso nosotros somos de ese tiempo en el que compartíamos clase y empezamos a salir y a escuchar música en los bares donde dimos algún concierto atroz sin poder imaginar entonces que aquellos días los recordaríamos siempre.
Un niño se puso malo, vomitó en las escaleras de los baños y a mí me recordó a nuestras primeras borracheras por La Zona, pero es porque yo ya estaba nostálgico y buscaba señales en todas partes. Al final, metidos en pleno revival, le robamos el micrófono al DJ y se lo dimos al novio para que cantase un par de temas. Salió fatal porque vinieron corriendo dos espontáneos primos de alguien pensando que aquello era un karaoke grupal.
Cayó la noche y se terminó la música. Los empleados empezaron a barrer y nos despedimos entre abrazos como si nada, como si mañana fuéramos a vernos todos en clase y no estuviéramos cada uno en una esquina de España: yo en Logroño y ellos fuera centrifugados de La Rioja, expulsados por el mercado laboral de una tierra de la que siempre me dicen que quieren volver.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.