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Tanto cuesta aceptar que siendo iguales, todos somos diferentes! Quienes se empeñan en negarlo deben vivir en constante fastidio. Algunos se empeñan en uniformarnos conforme a su propia moral. Apelan a la tradición y a la costumbre para definir lo normal de lo anormal, lo ... tolerable de lo intolerable, negando la diversidad humana intrínseca a nuestra naturaleza. Cada persona vive, ama, piensa, disfruta o se conduele a su manera. Ni la muerte que nos iguala la aceptamos de igual modo. Me pregunto qué hacemos queriendo que los demás se nos parezcan. Eso lleva, como cantaba Brassens, a mirar mal a todo el que vive fuera del rebaño. De enaltecerlo, en oposición al diferente, nace la intolerancia, crece el dogmatismo y florece el odio.

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larioja Vivir odiando