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Bienvenida sea esta Gala de Zarzuela con la que Riojafórum reanuda tímidamente su programación cultural. El evento tenía el atractivo de dos importantes voces de ... nuestra lírica y la reaparición de la Orquesta Sinfónica de La Rioja tras casi dos años de ausencia, además de la presencia en el podio de un nombre ilustre de la dirección orquestal, el incombustible Enrique García Asensio. El resultado fue espléndido.
Juan Jesús Rodríguez y Beatriz Lanza comenzaron casualmente sus carreras en 1994 con pocos meses de diferencia y han desarrollado dos espléndidas carreras líricas, ella más centrada en España y la zarzuela y él más volcado en la ópera, siendo en estos últimos años asiduo en los mejores teatros del mundo. Curiosamente por estos días de abril pero hace 20 años Juan Jesús Rodríguez ganaba el XIX Concurso Internacional de Canto Ciudad de Logroño y desde entonces no ha cesado de progresar. En estos momentos es impresionante escuchar su portentosa voz de barítono, redonda, bellísima, perfectamente emitida y con una asombrosa igualdad de registros desde las notas más graves hasta los refulgentes agudos mantenidos con insolencia. Hoy es uno de los mejores barítonos verdianos del mundo. Bordó sus intervenciones a dúo y solo, especialmente la romanza 'Los cantos alegres' de La del Soto del Parral y la canción del sembrador de La Rosa del Azafrán.
Por su parte, Beatriz Lanza, aunque se anuncia como mezzosoprano es una soprano 'a la española', de carácter, con sólidos graves, generoso centro de voz, con entrega en escena y gran expresividad en su canto, en resumen, una excelente artista, con todo lo que significa esa palabra. Su voz no parecía estar al 100%, con diferente color en el timbre en cada registro y algunos agudos calantes, pero dándolas todas en sus numerosas intervenciones a solo. Tiene tantas tablas escénicas que en los dúos parecía comerse en expresividad al barítono y nos dio grandes momentos líricos.
La Orquesta Sinfónica de La Rioja hizo un excelente trabajo en todos los acompañamientos a los cantantes y brilló con luz propia en sus 4 intervenciones orquestales con un chispeante preludio de 'El bateo' de Chueca, siguiendo con los intermedios de 'El baile de Luis Alonso' y 'La leyenda del beso', para concluir con un espléndido preludio de 'La Revoltosa' de Chapí donde brillaron las maderas y especialmente el oboe de Felipe Manzano en su diálogo con la cuerda.
La cuerda sonó limpia y empastada a las órdenes de Pilar Azagra y los metales hicieron un buen trabajo, pero, como siempre ocurre en esta sala, con un volumen excesivo y sonido algo agresivo, claro que esto tiene mucho que ver con el director, que es el que debe controlar volúmenes y realces sonoros además de marcar entradas, tempos e imprimir carácter a la música. En esto último anduvo sobrado García Asensio, que domina este repertorio de forma apabullante.
En ciertos momentos eché en falta más implicación y control de planos sonoros y volúmenes, especialmente en los tutti orquestales con los metales desmelenados. El público disfrutó, con ovación final puesto en pie.
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