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Me cuenta un confinado que está a punto de acabar con las existencias de su bodeguilla doméstica. Que ha derribado ya en la batalla de la copa incluso joyas de años de lustre y gloria para las que nunca encontraba una excusa. No es el ... único, presumo. Y deberíamos de ser miles los capaces de inventarnos más oportunidades para descorchar de las que creemos que nos salen al paso. Ya sea por estricto hedonismo, ya como como terapia paliativa del encierro, ya porque de llegar el punto final que le pille a uno bien bebido. O que sea por puro materialismo. El sector que suma el 20% del PIB regional está sufriendo la pandemia y necesita, a falta de mejor plan, que entre todos vayamos dando con las existencias, que algo se notará cuando se levante la veda y se puedan asaltar las enotecas. El vino es un alimento ingerido en su justa media. La media botella para comer y la media para cenar, que se decía antes de que no estuviera bien visto decirlo. ¡Viva el confinavinus!

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larioja ¡Viva el confinavinus!