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Hace ya unos días que el señor Pere Navarro, a la sazón director general de la DGT, se dio una vuelta por aquí, por casa, para, entre otras cosas, participar en el foro de movilidad sostenible y salud «Logroño en marcha», organizado por el Ayuntamiento ... de Logroño.
Y ustedes, ávidos lectores, sé que ahora estarán pensando: ¿Y qué es eso de la movilidad sostenible? Pues no se molesten en ir a buscarlo a la Wiki porque ya he ido yo antes que ustedes y así he tenido ocasión de enterarme de que la movilidad urbana sostenible, o sustentable, es un concepto nacido para contrarrestar los problemas medioambientales y sociales de la movilidad urbana. Más que claro, cristalino.
O sea que si, por poner un ejemplo, existiese un problema medioambiental provocado por la inexistente, aunque cada vez más urgente y necesaria prolongación de la Avenida de la Sierra, pues se tira de la movilidad sostenible esa y en un ¡Jesús! tendríamos el problema solucionado.
Por lo que, siendo esto así, no es de extrañar que llegando a los oídos del director general lo bien que no opera la nueva estación de Autobuses, que hasta parece mentira que desde que se dio por terminada no ha tenido ni el más mínimo problema de funcionamiento, el director general no haya tenido pereza en venir hasta Logroño para «trasladar el reconocimiento al alcalde, a los técnicos, a la policía local y a la sociedad civil, grandes actores de la política de movilidad» (Señor Navarro dixit).
Porque ¿dónde estaríamos nosotros sin que los técnicos no estuvieran dedicando cada día sus mejores esfuerzos en desatar el nudo gordiano de Vara de Rey? o ¿dónde, si se privase a los vecinos de Avenida de Portugal de su diario concierto en fa mayor para bocina y claxon? o ¿dónde encontrar mejor distracción que el ver entre pinturas, bolardos y carriles cómo han pensado que se deba circular por Duquesa de la Victoria?
Y todo esto para «así lograr una ciudad más amable (...) y más justa en el reparto del espacio público».
Y por cierto, hablando de justicia en el reparto del espacio público, alguien me ha dicho que por fin han visto a un ciclista circulando por un carril bici... ¡Y por carriles no será!
Pues no les molesto más y yo aquí, ceso. Agradeciendo en lo que vale la visita del señor Navarro, me despido de ustedes hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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