¿De qué violencia hablamos?
DÉJAME QUE TE CUENTE ·
Secciones
Servicios
Destacamos
DÉJAME QUE TE CUENTE ·
Salta, una vez más, a cuenta de la aprobación de una Proposición No de Ley del Grupo Mixto en el Parlamento riojano el debate sobre la (presunta) violencia obstétrica. Y lo hace, además, en esta ocasión a costa de invisibilizar otras acciones que se recogen ... en el mismo texto para su instauración en el sistema público de salud, y que son de todo punto necesarias: atender la endometriosis, la rehabilitación del suelo pélvico o impulsar la investigación de la fibromialgia, entre otras.
Pero aparece el concepto de violencia obstétrica y todo lo empaña.
Resulta sorprendente que la misma OMS reconozca su 'ejercicio', hasta dibujar con él un «panorama alarmante». Es asimismo insólito que organizaciones como Naciones Unidas, el Consejo de Europa, el PE, incluso la Federación de Asociaciones de Matronas de España hablen de violencia obstétrica. Más inaudita resulta aún su equiparación con la violencia de género. Frente a ello, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos o la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, entre otros, claman contra la proclamación de la existencia de violencia obstétrica porque «criminaliza las actuaciones» y tiene un «significado jurídico doloso».
Que hay que cuidar de la salud (sin sesgo de género) debería estar fuera de cualquier debate. Que se deben vigilar con especial atención aquellas zonas del planeta donde sus habitantes son más vulnerables, también. Hablemos, entonces y en lo que a salud reproductiva se refiere, de acceso a métodos anticonceptivos, a planificación familiar, a medicinas, tratamientos... A derechos universales, en definitiva. Porque si reconocemos la existencia de violencia obstétrica estaremos dando por descontado que los profesionales sanitarios ejercen, pueden llegar a ejercer, una violencia indiscriminada contra las mujeres.
Yo (igual otras mujeres sí) estoy muy lejos de estar capacitada para decidir, en mi propio cuerpo, si está aconsejada o no una cesárea, una episiotomía, el uso de material instrumental en el parto, y tantas decisiones que, no me cabe duda, corresponden al personal médico. Sé, además, que si en una actividad relativa a la salud sexual y reproductiva (y neurológica, y endocrinológica, y digestiva, y...) entiendo que hay sospecha de una mala praxis, o se ha visto vulnerado alguno de mis derechos, un sistema jurídico me protege.
Hasta entonces, confío en los profesionales médicos y espero de verdad que los demás nos preocupemos un poco más de que se garantice la asistencia sanitaria en todos sus términos en cualquier lugar del planeta. Y, también, y ya que mencionan la violencia de género, nos ocupemos, se ocupen, de verdad, de esa lacra. De esa, como de cualquier tipo de violencia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.