Un comité del Parlamento Europeo trabaja desde 2020 en el ambicioso objetivo de derrotar al cáncer. El primer resultado de su, por otra parte, encomiable empeño ha encendido las alarmas del sector vitivinícola continental porque hace tabla rasa en la consideración de todas las bebidas ... con alcohol sin excepción como «factor de riesgo» para el desarrollo de tal enfermedad. Y aún más cuando explicita que «en lo que se refiere a la prevención del cáncer, no hay ningún nivel seguro de consumo alcohólico». Para el informe del comité BECA, que se así se denomina, tan peligroso para la salud resultaría ingerir una copa de vino (desde 11,5 hasta 15 grados) como una de aguardiente, de ron o de otros destilados (que marcan su grado alcohólico alrededor de 40). Fundamenta tan rigurosa conclusión en un estudio estadístico que en 2018 publicó 'The Lancet' y que hizo suyo la Organización Mundial de la Salud (OMS). Enfrente, el sector vitivinícola esgrime una carpeta con no pocos estudios científicos que avalarían no solo la inocuidad del consumo moderado de vino sino incluso su conveniencia para el sistema cardiovascular.

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Los propios elaboradores y comercializadores, que han hecho bandera de la recomendación del consumo prudente, temen que el Parlamento Europeo, primero, y la Comisión, después, terminen haciendo suyas las conclusiones del BECA y sus recomendaciones respecto del vino, entre las que sugiere la obligación de informar en cada botella de que el vino provoca cáncer, al más puro y crudo modo en que se reseña desde hace algunos años en las cajetillas de tabaco. Desde la Federación Española del Vino (FEV), que agrupa a más de 700 bodegueros y comercializadores españoles, se alerta de que las iniciativas que adopten las instituciones europeas en los próximos meses a partir de las conclusiones del BECA pueden demonizar un producto que forma parte de la cultura europea, con un peso significativo en su economía y líder de su comercio exterior. La Rioja es paradigma de esa trascendencia socioeconómica.

Aunque el debate sobre la salubridad del consumo moderado de vino es añejo, el hecho de que se alumbre ahora en el seno de la UE le añade trascendencia. No solo por el contenido de las futuras directivas europeas sino también por las trabas, por no hablar de la ausencia de ayudas, con las que chocará la promoción del consumo de vino por mucho acento que se quiera poner en la moderación.

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