ILUSTRACIÓN: LAURA LIEDO

Vidas sumergidas

LA CUARTA ·

España es el país con las presas más grandes de la Unión Europea y el quinto del mundo. Alrededor de quinientos pueblos e incontables núcleos habitados desaparecieron bajo el agua

Domingo, 21 de noviembre 2021, 01:00

Un día Mercedes volvió con José a la que había sido su casa y supo que para eso tendría que conformarse con ver agua desde la orilla de un embalse... Allí conocieron a dos turistas que les ofrecieron pasear en su lancha. Mercedes y José ... accedieron a subir... Pasó en lancha sobre lugares en los que solía correr, labrar, sembrar, recolectar, nadar y desplazarse en pontón. Vio lo que ya no estaba. Vio la torre de su infancia y juventud. Vio los hermanos que nunca crecieron. Vio el árbol que su madre quiso arrancar...». Mercedes, esa mujer que se asoma al agua de un embalse para ver lo que ya no está, es una de las voces que puebla el libro 'Detendrán mi río: Desarraigo y memoria en un rincón de la España sumergida', editado por Libros del K.O. y escrito por la periodista Virginia Mendoza. Es un libro delicado, fruto de años de escucha atenta y de investigación rigurosa, en el que el conocimiento se transmite a través de una recreación narrativa que absorbe y encandila desde el primer instante, tanto por el interés de lo narrado como por su fuerza poética.

Publicidad

En ciento cincuenta páginas Virginia Mendoza nos cuenta la historia de Cauvaca, una región de huerta fértil al pie del Ebro, en el municipio de Caspe (Zaragoza), que desapareció con la construcción del embalse de Mequinenza en 1952. Cauvaca es un microcosmos donde ocurren muchas historias: algunas íntimas, como el amor de Martín y Josefina, su duelo por los primeros hijos muertos, su alegría ante el nacimiento de Mercedes, una niña intrépida que cree salvar a su hermana pequeña arrancando la lengua a una serpiente. Crecerá para convertirse en una mujer que deja su casa antes de que la inunden y volverá años después para navegar en lancha sobre sus ruinas. Cauvaca es un microcosmos que, aunque esté muy alejado del mundo, no se libra de la historia: lo atraviesan la crueldad y la destrucción, la guerra y sus violencias. Cauvaca es un territorio atravesado también por los huidos de la represión, los que se esconden en los montes, los que acabarán exiliados en Francia. Cauvaca es, en fin, un espacio singular –como lo es la intrépida Mercedes– que al mismo tiempo tiene un valor representativo de la historia de España del siglo XX.

Tal vez por eso Virginia Mendoza lo elige para su exploración de las consecuencias de la construcción de embalses durante el franquismo: cómo afecta a los habitantes de este entorno, cómo transforma unas existencias que estaban diseñadas para continuar las formas de vida de los antepasados. No en vano uno de los capítulos del libro se titula 'Imposible', haciendo referencia a la palabra que los de las huertas se repetían cuando alguien les mentaba la posibilidad de que por ahí se construyera un embalse.

En 150 páginas, Virginia Mendoza nos cuenta la historia de Cauvaca, cuyo embalse se construyó en 1952

Quienes son lo suficientemente mayores como para haberse tenido que tragar el NO-DO recordarán a Franco, vestido de marinerito como si fuera a zarpar en una fragata o hacer la primera comunión, inaugurando pantanos. Así lo hizo en 1952 en el embalse de Mequinenza, ocasión para la que dio un discurso que cita íntegro Virginia Mendoza (Desde el «Nos dolía España por su sequedad» hasta el indispensable «¡Arriba España!»), un discurso repetido con pocas variantes en cada inauguración –hubo muchas, tantas que le apodaron Paco el Rana, por ir saltando de pantano en pantano– que obviaba muchas realidades: las condiciones en las que habían construido los embalses, con presos políticos como mano de obra esclava o trabajadores en condiciones lamentables, el impacto sobre las personas del lugar que, como señala Mendoza, eran «enviadas a la migración directa e indirectamente, mediante la expropiación forzosa, a veces violenta, pero también mediante la destrucción de valles y del modo de vida de quienes vivían en ellos y a su alrededor».

No había números que atestiguaran esas injusticias, señala la autora, «porque la ausencia de cifras y detalles siempre ha facilitado el olvido de lo que no se quiere recordar». España es el país con las presas más grandes de la Unión Europea y el quinto del mundo. La autora nos da un dato estremecedor: alrededor de quinientos pueblos e incontables núcleos habitados como la huerta de Cauvaca desaparecieron bajo el agua.

Publicidad

No quedan cifras públicas oficiales y cuando la autora quiso saber cuántas personas se vieron afectadas por la construcción de este embalse, ni Endesa ni la Confederación Hidrográfica del Ebro «dieron ese dato o disponían del mismo». Por eso es tan importante este trabajo: recreando la vida en Cauvaca antes de ser sumergida, rastreando las pocas voces que pueden dar testimonio de ella (Mercedes Sanz Gil, Rafael Fort, Casilda Zapater), hace emerger una historia desaparecida.

Además, la autora entreteje –con un hilo fino, casi transparente– la historia de Cauvaca y sus habitantes con la historia de la 'Barcelona Traction, Light and Power Company Limited', más conocida como La Canadiense y de su director, Fred Pearson. Mendoza hace un breve boceto de la llegada del progreso a la región: la luz, el ferrocarril, y con todo ello el rumor de la posible construcción de un embalse a cargo de La Canadiense («imposible», decían también entonces los vecinos de Caspe). Pero Fred Pearson muere a bordo del transatlántico Lusitania, cuando es bombardeado en 1915 por un submarino alemán, en plena Primera Guerra Mundial.

Publicidad

Pearson se dirigía a Europa en busca de inversores para sus proyectos en Cataluña y Aragón. Su muerte significó el abandono de los proyectos relativos a un embalse en esta zona del Ebro. ¿Qué habría pasado si Pearson no hubiera muerto? ¿Qué historia habría tenido Cauvaca y los pueblos de su entorno? ¿Se habrían inundado también estas huertas o el plan de La Canadiense habría sido diferente al diseño franquista? Este hilo que genera hipótesis nos lleva a pensar que la historia de este pequeño lugar, como la de cualquier otro, es también la historia de cada una de las personas que lo han transitado, anónimas o conocidas, incluso de las personas que ha soñado con él, como Pearson.

Algunas de ellas recuerdan el lugar como era antes de que desapareciera, como Mercedes. Otras murieron antes de tener que añorarlo, como Martín, su padre, que murió justo antes de que llegaran las aguas. Virginia Mendoza las convoca a todas en su 'Detendrán mi río' para que no se nos olvide que existe una España sumergida que tiene mucho que desvelar a la España de hoy.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad