Las cosas de la vida

El largometraje ha recorrido varios festivales de cine como el de Sundance pero fue en Málaga donde cosechó el premio a la mejor producción iberoamericana y también el premio Feroz de la crítica. La historia que cuenta habla en un tono costumbrista de comedia de los avatares y sinsabores que afectan a una familia numerosa en las cosas de la vida.

El eje central del relato que gira alrededor de la unidad familiar como bastión para hacer frente a las adversidades como compartir juntos las alegrías que surgen es la matriarca del clan. Irene (Karine Teles) es el epicentro de la pieza. Todo el pulso y la tensión de la narración pasa por su coraje y también por sus contradicciones.

Irene es un terremoto de vitalidad y esfuerzo. Típica mujer que se echa el peso de la casa a sus espaldas. Sufridora y esforzada. Tiene cuatro hijos, un marido que regenta una copistería en horas bajas y una hermana instalada en su domicilio porque su violento marido le pega. No es una situación idílica pero ella procura que lo que la rodea sea algo parecido al paraíso.

Pero su orden de madre controladora capaz de graduarse a su edad y vender telas a domicilio para ayudar a la economía doméstica se tambalea cuando su hijo mayor, Fernando, es becado por un equipo alemán de balonmano para que juegue en su potente y liga profesional. Una noticia de satisfacción que sin embargo para Irene es una sensación ambivalente. Por una parte está orgullosa pero por otra ve como uno de los apéndices de su prole les va a abandonar. Y eso significa disgregación.