La democracia española superó hace cuarenta años la prueba que le impusieron los uniformados que se resistían a dejar atrás la dictadura. El frustrado golpe del 23-F hizo ver a los ciudadanos cuán valiosa es la libertad y cuán necesario resulta cuidarla. El rey ... presidió ayer el acto de conmemoración celebrado en el Congreso, en el que alabó el papel de su padre en el fracaso de aquella intentona golpista. Justo es reconocer el decisivo protagonismo de Juan Carlos I aquella jornada, que forma parte de un legado histórico emborronado por inadmisibles comportamientos en el ámbito privado que han supuesto un lastre para la imagen de la Corona.
Publicidad
Cuarenta años después, las amenazas a las que se enfrenta nuestro sistema constitucional nada tienen que ver con una asonada militar. Hoy los peligros se encuentran en la polarización partidaria extrema, en la deliberada deslegitimación de las instituciones por el populismo, en la desconsideración hacia la ley y hacia las resoluciones judiciales. Felipe VI llamó a «defender, proteger y preservar nuestra convivencia en democracia y libertad» desde el «respeto al Estado social y democrático de Derecho». La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, había señalado previamente que «no hay democracia sin instituciones». Aquel intento golpista, que eligió un pleno de investidura para anular a los poderes Legislativo y Ejecutivo y así hacerse con el control del país, fracasó gracias a que la democracia había enraizado ya como cultura común a la inmensa mayoría de la sociedad y porque la capilaridad institucional permitía contrarrestar la barbarie de unos pocos. La democracia necesita de todas sus instituciones, sin solapar o constreñir sus funciones constitucionales.
Por eso fue especialmente oportuno que el rey subrayara ayer «la voluntad de la Corona de ser una institución que incluya, integre y cohesione a todos los españoles». Nuestra democracia es plena y está consolidada en tanto que resulta homologable a las demás. Pero nadie debe aprovecharse de su solidez para arremeter contra ella alentando sospechas sobre la naturaleza abierta de nuestra sociedad o agrandando fisuras en el origen y la evolución de nuestro sistema constitucional. Las formaciones independentistas presentaron ayer el 23-F como «una operación de Estado» para «salvar el régimen del 78». Nada bueno puede esperarse de quienes recurren a tan falaz y delirante versión de la Historia.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.