La proliferación de nuevos brotes de covid a causa de aglomeraciones festivas y viajes en grupo, de la no obligación en el uso de mascarillas y del auge de la variante Delta, cerró la semana con un incremento preocupante de la incidencia acumulada. La drástica reducción de la presión sanitaria y sobre todo de la mortalidad, junto a la presunción de que las infecciones en personas jóvenes –y por tanto no vacunadas todavía– tampoco acarreará cuadros graves, representan el envés de la mala noticia cuando hoy se llegará a 19 millones de personas inmunizadas con la pauta completa. Lo que a su vez dificulta atajar comportamientos sociales de riesgo en tanto que este no es percibido como tal, sobre todo por los más jóvenes. Mientras, una gran parte de los ciudadanos ha optado por continuar recurriendo a las mascarillas en la calle. Desde que se declaró la pandemia no habíamos asistido –ni siquiera el verano pasado– a la concurrencia de conductas tan divergentes de prevención y de relajación personal ante la covid. Por eso es importante que las administraciones concernidas, empezando por el Gobierno, centren sus mensajes que a cada minuto suenan contradictorios. La que ya se empieza a denominar 'quinta ola' en ningún caso será tan masiva, ni tan intensa, ni de consecuencias tan graves como las anteriores. Pero no se puede trivializar con ella cuando el contagio de miles y miles de jóvenes comportará síntomas inespecíficos para muchos de ellos, y algunos se verán afectados de COVID persistente. Como no se puede trivializar con la eventualidad de que la incidencia se dispare por la extensión de la variante Delta, desconcierte a las personas ya vacunadas que empiecen a sumar positivos, y acabe ensombreciendo un verano que se anunciaba de libertad y recuperación.
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El 10 de mayo el presidente Sánchez anunció que España estaba «a solo 100 días de la inmunidad de grupo». Cuando se fijó el horizonte de vacunar al 70% de la población para conseguirlo, hubo expertos que advirtieron de que no había base para suponer que ese porcentaje fuese suficiente para certificar la inmunización colectiva, y apuntaron a la eventualidad de que resultara necesario alcanzar el 85%. El 10 de junio el virólogo alemán Christian Drosten recordó que el concepto de 'inmunidad de rebaño' proviene de la veterinaria, pero que los seres humanos nos interrelacionamos sin barreras, por lo que ni la vacunación de muchos asegura la salud de los demás. De modo que la meta última ha de ser vacunar a toda la población mundial.
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