La ventanilla mágica

Hasta el año pasado, llegando estas fechas desesperaba a los padres (y madres) la incógnita sobre la letra que habría de señalar en abril el punto de partida del reparto de plazas escolares con las que cientos de hijos se estrenarían en el proceloso itinerario ... de la educación obligatoria, así fuera pública o concertada la preferencia particular. Pero con el rácano afán procreador, hoy, de las parejas en 'edad de', el nervio se ha aquietado bastante. Hay más pupitres que chavales y no conozco chiquillo que en los últimos años se haya visto derivado a un colegio distinto al elegido. El consejero Cacho, empeñado en darle una vuelta al sistema educativo, que falta sí le hace, pretende que una ventanilla única corrija la que entiende como distribución de alumnos socialmente descompensada. Pero lo mismo que comparto ese afán, confieso que no alcanzo a entender cómo una ventanilla, si es que no se trata de una ventanilla mágica, puede contribuir a alcanzar ese fin. Y me malicio que en la propia Consejería del ramo tampoco lo tienen claro. Nada claro.