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Nicolás Maduro, en una imagen de archivo. EFE
La Venezuela de Maduro

La Venezuela de Maduro

EDITORIAL ·

El régimen chavista ha conseguido blindarse a la manera cubana, basando su legitimidad en imposibilitar ilícitamente una oposición

Martes, 23 de noviembre 2021, 01:00

El chavismo de Nicolás Maduro ganó el domingo en los comicios locales y regionales en 20 de las 23 gobernaciones territoriales de Venezuela, además de la alcaldía de Caracas. Sus grandes aliados fueron la división en la oposición democrática y una abstención del 58%. Causa ... y efecto envueltos por el dato crucial de que en los últimos cinco años el chavismo había sido la única opción en concurrir a las urnas. El parlamento nacional es exclusivamente chavista después de que una sucesión de irregularidades llevó a la oposición a denunciar los comicios de 2020, negándose a concurrir a las urnas. La inhabilitación de personas y siglas impidiendo su actividad pública ha actuado como un poderoso factor disuasorio que alcanza al sufragio activo, junto a la violencia directa contra candidaturas y votantes. Nicolás Maduro se jactó en la jornada electoral de que los venezolanos han tenido la oportunidad de votar 29 veces en los últimos 22 años, como si ello avalase el carácter democrático de su régimen cuando en realidad revela lo contrario. Todo partió del sometimiento de la democracia representativa a una dinámica plebiscitaria ya en tiempos de Chávez, que con Maduro ha recurrido a la anulación de sus opositores haciendo de la legalidad constitucional un sucedáneo gubernativo, despreciando siquiera unas mínimas apariencias de división de poderes y reduciendo los procesos electorales a un mecanismo toscamente ideado para perpetuar el poder del chavismo. Las maneras de Maduro y de los demás herederos de Chávez provocan estupor e indignación en gran parte de la sociedad venezolana. Pero al mismo tiempo, como en un juego de espejos, inducen reacciones de contestación desfiguradas respecto a lo que cabría entender como alternativa para Venezuela. Un régimen habituado a asegurar su continuidad instintivamente ha aprendido a sortear la oposición interna y el reproche exterior. Es indudable que el escrutinio del domingo habrá fortalecido la misión de José Luis Rodríguez Zapatero y de Juan Carlos Monedero como avalistas del último proceso electoral. Y es también probable que los 'expertos electorales' internacionales que supervisaron la cita en Venezuela, incluidos los de la UE, no puedan más que certificar su normalidad con algunos matices. Porque el régimen chavista ha conseguido blindarse a la manera cubana, basando su legitimidad en imposibilitar ilícitamente una oposición con visos de convertirse en alternativa.

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