Veneno en la piel

Este año, pese a la monotonía del tiempo confinado, nos está regalando un abanico de noticias y reacciones masivas de lo más variopinto: nadie podrá acusar al 2020 de haber perdido de vista la diversidad. Por poner un ejemplo, hace unas semanas una horda de ... tuiteros presuntamente cinéfilos amenazaba a Filmin, ese oasis de pluralidad sistematizada delicioso para cualquier cultureta que lo sea de verdad además de proclamarlo en redes, con cancelar su suscripción; y todo porque la plataforma había anunciado la inclusión en su catálogo de las películas de Torrente. Por lo visto, todavía hay quien considera que la censura, tenga la forma que tenga, es una buena forma de imponer su criterio particular, ya no sobre el criterio del otro –aprovecho, por cierto, para quitarme la careta: la primera de Torrente es una genialidad–, sino sobre su mera capacidad de decisión.