Vandalismo y solo vandalismo

El vandalismo que el pasado viernes se hizo presente en las Siete Villas no puede ser entendido, ni admitido, ni tolerado en ningún caso como una forma de protesta cabal en una sociedad democrática. Los árboles derribados y colocados como barricada en la carretera, las ... pintadas con textos amenazadores y la chusca exhibición de un animal muerto no son aceptables como meros elementos de una reivindicación civilizada. Y mucho menos, los insultos homófobos, en este caso contra un miembro del Gobierno de La Rioja, por elevada que sea la temperatura de la discordia. Son formas reprobables que acaban en sí mismas con cualquier pretensión de su autor o autores. Es lo de «quien pierde las formas pierde la razón». Y si los hechos son incomprensibles, otro tanto lo es la pasividad del PP en su condena o la indefinición de los alcaldes la zona. Al principal partido de la oposición y a los ediles debería haberles faltado el tiempo para reaccionar sin ambages ni medias tintas contra unos actos vandálicos sin paliativos. Y luego de ello, si es su voluntad, discrepar de las decisiones del Gobierno; o, en el caso de los alcaldes, ponerse del lado de sus ganaderos y vecinos por las vías adecuadas. Pero nunca justificar con su silencio o su vaguedad acciones como las que tuvieron lugar en las Siete Villas.