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«Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura». (A. Machado)
Hay quien creyendo tener un tesoro entre sus manos se olvida de la verdadera dimensión de lo que ... tiene entre ellas. Esto le ha pasado a Podemos en La Rioja al no saber valorar la magnitud real del apoyo que ha recibido de los votantes. Ha dicho Raquel Romero, la diputada que administra el botín electoral, que su voto, su único voto, «vale ahora todo un Gobierno de La Rioja». Envalentonada con su tesoro ha olvidado que la política no es Juego de Tronos, aunque a ella y a sus asesores así les parezca, sino el único instrumento que tenemos para cambiar la vida de la gente.
Dice la solitaria diputada que la gente -¡ay, la gente!- no ha dado mayoría absoluta al PSOE. Si no fuera evidente, Raquel Romero sería hoy desconocida no solo en La Rioja, sino en España entera. El PSOE ha crecido claramente en apoyos, mientras que Podemos, tras cuatro años de espectáculo fratricida, escasamente provechoso para la sociedad, se ha quedado sin diputada nacional y con la mitad de los escaños autonómicos. La coalición ha saltado por los aires a causa de la imposición de Podemos de entrar en el gobierno sin negociar un programa.
Pero la representante de Podemos, abducida por su tesoro, ha terminado por confundir valor y precio. Pasó de declarar que lo importante eran las políticas a proclamar que los gobiernos no se regalan. Señora Romero, la posibilidad de ser gobierno la otorgan los ciudadanos y los resultados electorales demuestran que Podemos puede negociar influir en ellas pero no expropiar medio gobierno. Después, la señora Romero afirmó que su voto no se regalaba, que era suyo y solo suyo. Así que decidió ponerle precio tras consultar con unos paracaidistas que llegaron de Castilla-La Mancha. Los acreditados tasadores, expertos en perder elecciones, concluyeron que tres consejerías de ocho que habría de tener el gobierno debía ser el precio.
Romero negaba la voluntad negociadora de Concha Andreu pero ella jamás se sentó a la mesa. Cuando decidió hacerlo ya había tumbado el posible gobierno con un no rotundo en primera votación. La negativa fue aderezada por la mención a la fábula de Esopo, La zorra y el cabrón. Como vemos, un mal gusto infinito al referirse a otra mujer que con entereza siguió tendiéndole la mano. Romero todavía no sabe que ya hoy es una política con pies de barro, tan efímera que todavía no ha advertido que es un instrumento al servicio de intereses todavía no confesados.
Dos cosas incomprensibles confluyen en su actitud. En ningún momento se ha escuchado de su boca ni una sola medida de política sectorial o general, que considere irrenunciable para el acuerdo. Y otra cuestión no menor, acusa a Andreu de soberbia, de incapaz para la negociación y, por tanto, para ejercer la Presidencia; le espeta lo de la zorra; mientras están en la mesa de negociación publica un artículo en El País (después desaparecido) en la que la acusa de no saber ganar y de querer convertir a Podemos en su muleta y a ella en su chica de los recados. Pero después le reclama que la trate como a una compañera de un partido hermano para gobernar de la mano. A mi entender no cabe más cinismo y, como consecuencia, no puede generar más desconfianza.
Una vez han rechazado las dos viceconsejerías y la gestión de la vivienda, oferta ajustada al voto, cabe preguntarse por las razones de este comportamiento. Solo caben dos explicaciones: o están ansiosos de cargos, como los vampiros de sangre, o su estrategia es dinamitar la hegemonía temporal de la izquierda en La Rioja tras un cuarto de siglo de gobiernos del PP. Lo único cierto es que al exagerar el valor de su voto no han tenido en cuenta el precio en credibilidad que están pagando hoy y el precio en apoyo popular que pagarán mañana al impedir un gobierno que abra las ventanas para relevar un gobierno anquilosado del PP que parecía eterno.
Al acabar la sesión en el Parlamento se respiraba decepción y se advertía en torno a la diputada solitaria un cierto olor a podrido. Los votantes socialistas estaban tristes. Los votantes de Podemos entre defraudados y traicionados. Los riojanos en su conjunto hartos del espectáculo. El voto se otorga para cambiar la vida de los ciudadanos no para que la minoría extorsione a la mayoría. Alguien debe bajar de las nubes y pisar de nuevo el suelo para conocer la dimensión real, ética y política, de su propia estatura en la inmensidad del universo.
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