La vacuna que viene
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Urge un plan logístico para asegurar su distribución masiva y eficaz, un complejo proceso en el que no caben improvisacionesCon más de 40.000 muertos por la pandemia en nuestro país según las cifras oficiales, los progresos anunciados por la farmacéutica Pfizer en la vacuna que prepara junto a la biotecnológica Biontech han abierto una puerta a la esperanza en el momento más crítico ... de la segunda ola. Una decena de compañías trabaja ya en la última fase de ensayo clínico de antídotos para controlar el COVID. Las investigaciones de los laboratorios más prestigiosos avanzan a buen ritmo en una vertiginosa carrera en la que, además de la protección de la salud mundial, están en juego cuantiosos intereses económicos. Sin olvidar las cautelas debidas hasta que superen los exigentes estándares de verificación científica vigentes, no resulta aventurado pronosticar la próxima comercialización de productos eficaces y seguros, lo que representa todo un alivio, pero a la vez un nuevo desafío de extraordinaria magnitud.
La inminente llegada de las vacunas empuja a las instituciones a desplegar un plan logístico para suministrarlas de forma masiva y a la mayor brevedad. En este complejo proceso no caben improvisaciones como las cometidas desde la irrupción del coronavirus. En él no solo hay que establecer qué grupos de riesgo serán los primeros en someterse a la inmunización y en qué orden, sino prever de antemano las dificultades que puedan surgir y disponer de respuestas adecuadas para cada caso. Por ejemplo, los prototipos de Pfizer y de Moderna están basados en una innovadora tecnología que obliga a conservar las dosis a temperaturas que oscilan entre los 70 y los 80 grados bajo cero hasta el momento de su utilización. Ello complica hasta el extremo la distribución de millones y millones de unidades, que precisará de transportes especiales acondicionados a tal exigencia para llevarlas a su punto de destino y de cámaras frigoríficas para almacenarlas con unas características de las que en este momento no dispone nuestro sistema sanitario. El hecho de que las vacunas de ambas compañías estén compuestas por dos dosis complica aún más el panorama.
No hay tiempo que perder. Las administraciones están llamadas a actuar con la diligencia y anticipación que no mostraron al declararse la mayor pandemia en un siglo ni en una segunda ola que, pese a ser esperada, las cogió desprevenidas. Sería inadmisible no aprovechar al máximo y cuanto antes la ansiada fórmula para contener una catástrofe.
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