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Un vacío inmenso

Editorial ·

El legado de Isabel II es tal que constituye un reto nada fácil de afrontar por quien será coronado bajo la abrumadora ausencia de su madre

Viernes, 9 de septiembre 2022, 02:00

La muerte de la reina Isabel II ha dejado un vacío que parece imposible de cubrir. Durante siete décadas hizo que la Corona británica diera sentido de permanencia y estabilidad a la democracia del Reino Unido. Se convirtió en símbolo de la identidad colectiva de ... ingleses, galeses, escoceses y norirlandeses. Y en referencia de la historia compartida entre los países de la Commonwealth. La muerte de Isabel II, omnipresente en la existencia de todos los británicos que viven hoy, ha dejado también huérfanas a las demás Monarquías europeas –el rey Felipe VI lo ejemplificó anoche expresando su «enorme respeto» y ensalzando su «sentido del deber y del compromiso»– y a los europeos en su conjunto. Su personalidad como mujer de Estado le permitió transitar del siglo XX al XXI siendo partícipe de momentos convulsos y cambios vertiginosos que ningún mandatario en la historia de la humanidad pudo atravesar hasta la fecha. La superioridad de su figura, junto a su prudencia y discreción, habían permitido que sortease a favor de la institución monárquica y de su papel cohesionador la serie de escándalos, polémicas y crisis que afectaron en varios periodos a la Familia Real británica. Empezando por el 'annus horribilis' de 1992. El legado de Isabel II es tan inmenso que, brindando a su sucesor Carlos III un caudal infinito de lecciones y posibilidades para desempeñar las funciones de Rey de todos, constituye al mismo tiempo un desafío nada fácil de afrontar para quien hoy será coronado bajo la abrumadora ausencia de su madre.

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