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El nivel del debate político en la plaza pública en la actualidad es tan trivial que es imposible no sentirse solidario con Iñaki Gabilondo cuando se retiró empachado del nivel argumentativo que veía. Y es que creo que tanta necedad empalaga.

El lío sobre las ... macrogranjas en el que llevamos en bucle semanas es un buen ejemplo de cómo cada cual habla de lo que le interesa con la escusa de la tontería que dicen que el otro dijo. Así que se ha puesto de moda visitar granjas de vacas. Claro que solo se visitan las de las vacas amorosamente cuidadas por sus vaqueros. Yo me crié entre vacas lecheras, tenían sus nombres y sus peculiaridades. La vaca Luna, por ejemplo, se diferenciaba de la vaca Tomasa en la disposición de sus manchas y luego estaba la Tozuda que te daba con el rabo cuando te despistabas. Te miraban todas como conociéndote y yo siempre creí que así era. Bien saben las vacas que no todas viven igual y que también entre ellas hay clases aunque, como nosotros, no sepan por qué, y así llevamos siglos estudiando las relaciones de poder. Pero no nos despistemos. Si las vacas saben que no todas son tratadas igual, más lo saben los vaqueros de siempre y los pastores, como saben los agricultores, los pescadores y todo el sector primario en general que de ellos solo se acuerdan cuando huele a elecciones. Después todo queda en el olvido mientras ellos siguen peleando por cuadrar los costes de producción con los precios de venta para que la rentabilidad de su explotación les permita vivir.

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larioja Las vacas y el tren