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Unidad para la reconstrucción

Unidad para la reconstrucción

Editorial ·

Es difícil llegar a entender por qué los grupos políticos son incapaces de alcanzar un mínimo acuerdo para gestionar los recursos europeos

Jueves, 30 de julio 2020, 08:37

En el pleno del Congreso de ayer el Gobierno informó de los últimos acuerdos del Consejo Europeo, que se resumen en la constitución del gran fondo de reconstrucción del que España recibirá unos 140.000 millones de euros, prácticamente la mitad en subsidios no retornables, y con la única condicionalidad, genérica, de que esos recursos sirvan para la digitalización, la descarbonización y la mejora de la formación en nuestro país. Objetivos, por otra parte, que ya estaban en la agenda europea bastante antes de la irrupción del COVID-19. Por eso, Sánchez pidió ayer a las distintas formaciones políticas unidad y entendimiento para gestionar esta ingente cantidad de recursos, porque nadie entendería que después de haber conseguido la unanimidad de 27 gobiernos tan diferentes entre sí para afrontar colectiva y solidariamente la pandemia, no fuéramos nosotros capaces de hacer algo parecido al recibir las ayudas. El argumento es válido, entre otras razones, porque la recuperación de la economía y de la normalidad han de plantearse a medio plazo y seguramente habrán de correr a cargo de varios gobiernos consecutivos. «Si en Europa se puede, en España se debe», dijo Sánchez.

Pero no hubo receptividad. Pablo Casado primero y después Santiago Abascal consideraron la ayuda europea «un rescate» poco menos que vergonzante, sin acabar de entender la dimensión histórica de la medida europea. Comparar este gran resurgimiento del europeísmo que beneficia a los países más damnificados por la pandemia con el rescate comunitario a Grecia en la crisis anterior es darle la espalda a la realidad.

Vox, por su parte, no se quedó atrás en las críticas sino que, ante la situación a su juicio apocalíptica de nuestro país, anunció una moción de censura contra Sánchez, moción que, si persiste en la idea, celebrará sin más apoyos que los propios, ya que su petición de ayuda al PP «por responsabilidad» fue respondida con un no rotundo de Casado, consciente quizá de que sus aliados por estribor pretenden convertirle en víctima de una operación envolvente, aunque Abascal quisiese dejar constancia de que la medida era «contra Rufián, el gobierno comunista, los separatistas y para salvar a España». Nuestros socios europeos deben fruncir el ceño cada vez que esta imagen de desunión, acritud y violencia verbal se reitera ante sus ojos, después de la gran prueba de madurez que ha dado Bruselas.

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